Icono del sitio Periodismo Público

La Asamblea Nacional celebra a Quito en sus 491 años

Autoridades y representantes de la sociedad civil, militar y académica se congregaron en la Asamblea Nacional para la sesión solemne conmemorativa por los 491 años de la Fundación de San Francisco de Quito. Fotos: Asamblea

En el corazón institucional de la capital, la imponente sede de la Asamblea Nacional se vistió de gala para conmemorar los 491 años de la Fundación de San Francisco de Quito. Lejos del bullicio habitual del debate legislativo, la atmósfera de la sesión solemne se cargó de un civismo profundo, convocando a un amplio espectro de la sociedad ecuatoriana.

Desde la primera fila, ministros del Gobierno Central, autoridades de organismos de control, altos mandos militares y policiales, junto a representantes civiles e ilustres invitados de Pichincha, esperaban la ceremonia. Más que un acto protocolario, la jornada se convirtió en una tarima para el llamado a la unidad y el reconocimiento a la esencia multifacética de la ciudad andina.

La atención se centró rápidamente en el estrado. La intervención del presidente de la Asamblea, Niels Olsen, marcó el tono de la tarde. Con una voz firme, pero matizada por el peso de la responsabilidad, el titular del Legislativo enfocó su discurso en la necesidad de aparcar las diferencias que históricamente han desgastado el tejido político nacional.

No fue un mensaje de celebración autocomplaciente, sino una interpelación a la acción. «Quito necesita que construyamos desde las coincidencias, no desde las heridas; que dejemos de ser adversarios y empecemos a ser socios, socios en la tarea de reconstruir la confianza», sentenció Olsen.

Su retórica buscó tender puentes, asegurando que, al final del día, todos los actores —gobierno local, nacional, la academia, el sector privado y la ciudadanía— comparten el mismo deseo: una ciudad «segura, digna, moderna y llena de oportunidades».

En un intento por validar su propuesta de colaboración, el asambleísta esgrimió las cifras de su gestión reciente. En apenas seis meses, el Parlamento, con su diversidad de voces, ha logrado despachar el 41% de su agenda legislativa, un ritmo que presentó como prueba tangible de que la coordinación entre fuerzas disímiles sí es posible cuando el objetivo trasciende las pugnas personales.

«Insistiré en que dejemos atrás la mala política, esa que divide, desgasta y no resuelve, para enfocarnos en lo que realmente importa a las familias ecuatorianas», afirmó, reforzando su visión de que el país necesita hoy, más que nunca, que el Gobierno Central, la Asamblea Nacional y los Gobiernos Locales «unan capacidades para resolver lo urgente y proyectar un futuro con estabilidad y bienestar».

El peso de la historia recayó luego sobre Rina Artieda, miembro de la Academia Nacional de Historia, cuya intervención ofreció un contrapunto lírico y reflexivo. Su voz transportó a la audiencia al crisol profundo de lo que significa ser quiteño y la esencia de la capital. Artieda delineó la identidad quiteña en base a conceptos inmutables: «Quito es memoria, es mestizaje, es resistencia y es esperanza». La ciudad, según su evocación, no es solo un mapa de calles y edificios, sino una verdad histórica encarnada por su gente, una fuente de orgullo y dignidad. Enfatizó que esta identidad es «fruto de múltiples raíces que se entrelazan en un mismo destino», un recordatorio de la riqueza y complejidad de la capital andina.

La ceremonia alcanzó su clímax con el momento más emotivo y visualmente rico de la tarde: la entrega de 26 reconocimientos. Este desfile de méritos evidenció la vitalidad cultural, social y profesional que motoriza a la capital. Figuras de distintos ámbitos subieron al estrado para recibir las condecoraciones “Dr. Vicente Rocafuerte” y “Dra. Matilde Hidalgo de Procel”.

Bajo la categoría de Mérito Cultural, resonaron nombres icónicos; se reconoció la trayectoria del Ballet Folclórico Nacional Jacchigua y la maestría musical del Grupo Supertrío y Grupo “Guardaraya”. El arte popular fue celebrado a través de figuras como Rubén Barba Rodríguez, autor de la popular canción «A Mi Lindo Ecuador», y fundadores de orquestas tradicionales como Tito Sangucho.

Miembros del Ballet Folclórico Nacional Jacchigua recibieron la condecoración por Mérito Cultural en el marco de la conmemoración de la Fundación de Quito.

Los reconocimientos se extendieron a quienes forjan el futuro y atienden lo urgente. En los ámbitos Educativo y Social, se destacó la labor centenaria de instituciones como la Unidad Educativa Particular “San Pedro Pascual” y la incesante dedicación de fundaciones como la Fundación Henry Davis y el Hogar del Niño «San Vicente de Paúl».

Se aplaudió el esfuerzo de quienes mejoran la calidad de vida, como Diego Benítez, presidente de la Fundación “Vista Para Todos”, y el personal del Hospital General Docente de Calderón. Finalmente, el temple y la disciplina fueron honrados en el Mérito Deportivo, al condecorar al Sargento Segundo de Policía, Edgar Arévalo, y en el Mérito Empresarial, al reconocer la trayectoria de Camilo Pinzón.

Al concluir la sesión, la mezcla de llamados a la unidad, la reflexión histórica y la gratitud por el esfuerzo ciudadano dejaron una impronta palpable. La Asamblea, al celebrar a Quito en su aniversario fundacional, no solo miró hacia los 491 años de historia, sino que, a través de las voces de sus líderes, sentó las bases para el trabajo colectivo que, esperan, es indispensable para forjar el futuro de una ciudad digna, segura y próspera. (I)

Salir de la versión móvil