jueves, octubre 16, 2025
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Gobierno e indígenas pactan fin del paro en Imbabura tras 24 días de protestas

Ministro del Interior durante el anuncio de la finalización del paro. Foto: X

Por más de cuatro horas, representantes del Gobierno y dirigentes indígenas de Imbabura mantuvieron un intenso diálogo en Otavalo que culminó con el anuncio oficial del fin del paro nacional.

El ministro del Interior, John Reimberg, confirmó que desde la tarde de este miércoles 15 de octubre “se levantan los bloqueos y se reabren las vías”. El anuncio marca el cierre de 24 días de movilizaciones en rechazo al incremento del precio del diésel.

“El Gobierno del presidente Daniel Noboa es de diálogo, de consensos y de palabra. Ecuador vuelve a la paz”, escribió el ministro en su cuenta de X, tras concluir el encuentro.

La reunión se desarrolló en el Hotel Yamor Continental de Otavalo, bajo estrictas medidas de seguridad y con la mediación del párroco Cristian Andrade, la alcaldesa Anabel Hermosa y representantes de la iglesia católica.

Participaron los líderes de los 58 cabildos indígenas de Otavalo y comunidades cercanas. La dirigencia acordó levantar las protestas, pero mantenerse en asambleas permanentes para vigilar el cumplimiento de los compromisos.

El sacerdote Andrade fue designado veedor del proceso. Su papel será garantizar que las decisiones adoptadas no queden solo en el papel.

Mesas técnicas y compromisos inmediatos

El acuerdo contempla la instalación de mesas técnicas territoriales a partir del lunes próximo. Estos espacios abordarán temas sensibles como infraestructura vial, salud, educación y acceso al agua, según lo pactado con las comunidades.

Uno de los puntos centrales del entendimiento es el traslado de 12 detenidos durante los disturbios al centro carcelario de Ibarra, donde estarán más cerca de sus familias.

El Ministerio del Interior aseguró que el proceso se cumplirá “de manera inmediata” como gesto de confianza hacia los pueblos originarios.

Además, el Gobierno se comprometió a investigar las muertes de Efraín Fuérez y José Guamán, ocurridas durante los enfrentamientos. Organizaciones de derechos humanos denunciaron que ambas víctimas fallecieron por asfixia y heridas de gravedad.

La dirigencia indígena solicitó también el archivo de los procesos judiciales abiertos por la Fiscalía contra manifestantes y dirigentes locales.

Otro de los pedidos fue el retiro de las fuerzas militares y policiales que permanecen en las comunidades de Imbabura, considerado un paso necesario para restaurar la calma.

Pese a la tregua, los representantes aclararon que el levantamiento del paro está condicionado a la respuesta del Ejecutivo sobre una demanda clave: el congelamiento del precio del diésel. La propuesta surgió ante la negativa del Gobierno de derogar el Decreto 126, que eliminó el subsidio al combustible.

“Si no se puede derogar, exigimos al menos que se congele el precio”, reiteró el dirigente Manuel Catucuago, vocero de la movilización.

El paro que paralizó al norte del país

El paro indígena inició el 21 de septiembre en protesta por el aumento del diésel, que pasó de 1,80 a 2,80 dólares por galón tras la decisión presidencial del 12 de septiembre. Las comunidades de Imbabura fueron el epicentro de la resistencia, bloqueando carreteras como la Panamericana Norte y accesos a Otavalo e Ibarra.

Durante las manifestaciones se registraron enfrentamientos violentos con las fuerzas del orden. Según reportes de la Confederación de Nacionalidades Indígenas (Conaie), hubo más de 50 heridos y 31 detenidos en los primeros días.

La cifra total de detenidos ascendió a 140 al cierre de la segunda semana, mientras que los organismos de derechos humanos confirmaron al menos dos fallecidos.

“El sentimiento que nos levantó fue el Decreto 126”, dijo Catucuago. “La gente no puede sostener la vida diaria con el nuevo precio del diésel”.

Por su parte, Martha Túquerres, presidenta de la Unorcac, calificó las protestas como una “lucha digna por la vida y la justicia” y exigió al Gobierno disculpas públicas por haber llamado “terroristas” a los manifestantes.
“No somos vagos ni violentos. Somos pueblos que pedimos respeto y oportunidades”, expresó ante los medios.

El dirigente Mesías Flores, de la Federación de los Pueblos Kichwas de la Sierra Norte (FICI), confirmó que las vías serán reabiertas “de manera urgente” para reabastecer a las comunidades.

El ministro Reimberg agradeció la mediación de la Iglesia y señaló que “mi compromiso siempre ha sido el diálogo, y hoy se demuestra que la palabra tiene valor”. Con el acuerdo, las comunidades iniciarán el retorno a sus territorios y Otavalo recupera la calma tras más de tres semanas de tensión. (I)

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