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‘Págales o me matan’: la lucha de los ecuatorianos extorsionados en la frontera

Migrantes durante su trayectoria en la zona limítrofe entre México y Estados Unidos. Foto: OIM/Archivo
PERIODISMO PÚBLICO presenta la segunda entrega de la serie «Ecuatorianos en la frontera».
Los secuestros y extorsiones de migrantes crearon una alianza entre coyoteros y la delincuencia organizada (narcotráfico y trata de personas). Este fenómeno no solo pone en riesgo a los migrantes, sino también a sus familias, que se exponen a intimidaciones. Los Gobiernos no inician acciones sólidas.

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«Ñaño, me tienen atrapado. No me dejan salir, págales o me matan». Fue el mensaje que recibió Marco Freire (nombre protegido), cuando se dirigía a su trabajo. El texto está acompañado de un video: seis hombres arrodillados y otros tres individuos propinando patadas.

El mensaje llegó al celular de Marco, el 12 de junio de este año. Tenía 48 horas para enviar $1.500 para que lo dejen libre a Esteban, su primo, quien trataba de llegar Estados Unidos para reunirse con su familiar.

Esteban fue secuestrado en Tapachula, una ciudad en el estado de Chiapas (México) ubicada cerca de la frontera con Guatemala. Un grupo de encapuchados lo detuvo, junto a otros caminantes y no les dejaron continuar hasta que paguen «la cuota».

Marco es de origen ambateño y vive en Nueva York. El hombre radica en la ciudad hace tres años, tiempo en el que logró estabilizarse, razón por la cual, animó a su pariente a buscar suerte en ese país. Luego del mensaje, Marco sintió cargo de conciencia.

«No me imaginé que eso pasaría. Cuando crucé la frontera, solo me robaron varias veces, pero no me secuestraron. No sé qué hacer«, confesó.

Escenarios como los de Marco y Esteban son muy recurrentes para las personas que desean llegar al territorio estadounidense. Organismos internacionales, así como las autoridades de Estados Unidos y de México registran con mayor frecuencia casos de ecuatorianos víctimas de secuestros, como una forma de extorsión.

Un informe del Instituto Nacional de Migración (INM) de México detalló que -en los cinco primeros meses del año- 1’393,683 extranjeros viajaron por ese territorio en condición irregular.  El mayor número de migrantes provino de Venezuela (377.401 personas); seguido por Guatemala (209.540), Honduras (144.499), Ecuador (136.699) y Haití (107.432).

Los organismos internacionales advierten que, mientras más alta sea la cifra de desplazados, mayores serán los casos de abducción y extorsión.

La organización Alto al Secuestro reportó que de junio de 2023 a junio de 2024 se registraron 384 víctimas migrantes. El año anterior, la cifra más alta fue en julio de 2023 (93 raptos), mientras que, en el primer semestre de este año, el mes de mayo fue el de mayor número de retenciones involuntarias (60).

La entidad añadió que, entre junio de 2023 y junio de 2024 se produjeron cuatro secuestros masivos, que involucraron a 43 víctimas (ver cuadro).

Uno de estos se registró el pasado 7 de junio. Un tráiler que transportaba 200 migrantes, entre ellos nueve ecuatorianos, fue interceptado y retuvieron a sus ocupantes.

El caso se conoció tras la denuncia de la organización 1800-Migrante. William Murillo, director de la organización, indicó que los compatriotas provenían de Machala, Loja, Guayaquil y Quito. Los raptores exigieron $10.000 por liberarlos.

Murillo añadió que, los compatriotas son especialmente víctimas de extorsión porque los coyoteros piensan de que, al vivir en economía dolarizada, tienen más recursos. «En México, los ecuatorianos, están siendo prácticamente cazados los migrantes, porque piensan que porque tienen dólares o porque piensan que la economía está dolarizada tienen mucho más acceso a dinero, a capital», señaló.

En ese sentido, recordó que -semanas atrás- se pagaron $70.000 por el rescate de una familia de cinco integrantes.

La crisis diplomática no ayuda

Murillo reflexionó que, estos casos son muy complicados para llegar a una resolución, una detención o incluso una sentencia, pero todavía es más difícil denunciar los hechos cuando hay un latente un conflicto diplomático entre ambos países.

El impase se originó el 5 de abril último, tras el asalto a la embajada de México en Quito, cuando la Policía Nacional de Ecuador irrumpió en la sede diplomática para arrestar al exvicepresidente Jorge Glas, quien tiene sentencias por delitos de corrupción.

Según el INM, entre enero y mayo de este año, 136. 699 connacionales están detenidos en el país Azteca, con dificultades para ser repatriados a Ecuador o cruzar a Estados Unidos. Las nuevas restricciones de asilo impuestas por el presidente Joe Biden deja a muchos connacionales en un limbo legal.

A eso se suma que, el gobierno mexicano suspendió la emisión de visas y vuelos para ecuatorianos, con este panorama, resulta complicado que las autoridades prioricen casos como secuestros, extorsiones o desapariciones.

Las cifras de 1800-Migrante dan alerta de que las cifras por secuestros masivos, extorsiones, estafas y accidentes se han disparado dramáticamente. Entre enero de 2023 y junio de 2024, la organización ha reportado, 441 secuestrados, 15 desaparecidos y 25 fallecidos.

También da cuenta de dos masacres contra ecuatorianos: una en Sáric Sonora Mx (febrero 2024) donde asesinaron a dos compatriotas: una mujer de Cuenca (Azuay) y un niño de 4 años de Guayaquil (Guayas) y otra en Chiapas, en donde asesinaron a otros tres connacionales.

Los desplazados no solo se enfrentan a extorsión por parte de los coyoteros, además son intimidados por las autoridades locales. En otros casos son detenidas para su posterior deportación. Foto: Policía Fronteriza

Esas cifras distan de los números que reporta el Ministerio de Relaciones Exteriores. En 2023, los consulados de Ecuador y la embajada en México, reportaron solamente «un aproximado de 98 casos relacionados con secuestros y extorsión a migrantes»; en lo que va de 2024, se notificaron 24 nuevos casos.

Para esta investigación, la Cancillería indicó de forma escrita que los consulados, solo conocen las denuncias  por «los propios interesados» o por autoridades del país donde se suscitan los hechos. «Por lo tanto no existe un registro completo de este tipo de casos».

La Cartera de Estado añadió que «muchos de los secuestros son solucionados directamente por los propios familiares de la víctima, quienes luego de pagar extorsiones, logran que su familiar continúe el trayecto migratorio, sin trasladarlo a conocimiento de las autoridades».

Ecuatorianos viven extorsiones dentro y fuera del país

En los últimos cinco años, la salida de los connacionales no solo se produjo por problemas económicos, sino -peor aún- por situaciones de inseguridad debido a la ola de violencia y de extorsiones de la mano de organizaciones delictivas.

El Ministerio del Interior difundió los nombres de las bandas criminales dedicadas a la coacción y al secuestro. Entre las que se encuentran: Los Choneros, Los Lobos, Los Tiguerones, Los Chone Killers y las Águilas, que opera sobre todo en Guayas, Esmeraldas, El Oro y Manabí.

Los regímenes de Guillermo Lasso y de Daniel Noboa tomaron medidas como declarar estados de excepción y aumentar la presencia militar en las calles, pero los resultados son nulos. Los compatriotas siguen saliendo del país.

Ese fue el caso de Rebeca, una mujer de 32 años, oriunda de Guayaquil (Guayas). La mujer llegó a inicios de junio, al albergue Centro de Ayuda y Respuesta a Emergencias Humanitarias, instalado en las canchas de fútbol del parque de Randall’s Island, en Nueva York.

La mujer tuvo que huir luego de recibir amenazas de grupos criminales (se reservó los nombres). Rebeca laboraba como docente y lideraba una fundación en el recinto María Eugenia, en Guayaquil. «Me alertaron de que me iban a matar si no dejaba de decirles a los niños que es malo vender drogas, porque a los niños los usan como mulas. No les hice caso», recordó la maestra.

Una advertencia le hizo cambiar de opinión. Meses antes de la amenaza, fue asesinado un líder de la comunidad, bajo modalidad de sicariato. «Me dijeron que si no salía del barrio me matarían como al dirigente».

En la estación de buses de McAllen (Texas), los migrantes esperan los colectivos que les llevan a sus destinos. Foto: Gabriela Castillo Albuja / PERIODISMO PÚBLICO

Salió del país en abril pasado para escapar de la extorsión. Pero su camino siguió el mismo esquema. En su travesía, los coyoteros le exigieron dinero. «Corrí con suerte porque solo me quitaron la plata, a otras señoritas las violaban. No me hicieron nada porque, para ellos, yo ya estaba viejita».

María Belén Albuja es abogada con licencia en Derecho en Estados Unidos y se especializa en Derecho Migratorio. La experta reconoció su preocupación la recurrencia de las extorsiones porque eso indica que los migrantes son vistos como «una fuente de negocios». «Los migrantes enfrentan múltiples formas de extorsión, no solo por lo coyotes, sino también por policías corruptos«.

Los niños y las mujeres, dijo, son especialmente vulnerables, durante el viaje e incluso «en los albergues enfrentan otros riesgos de violencia y explotación».

Esa doble intimidación la vivió Verónica, una madre de familia que salió de Babahoyo (Los Ríos) hace tres años. En la actualidad vive en McAllen (Texas) y atiende un negocio de vidrios.

La mujer, narró, tenía un próspero negocio familiar de comidas, pero lo cerró debido a recurrentes amedrentamientos de Los Choneros y Los Lobos. Su familia vendió el establecimiento y con el dinero huyó con su esposo a Estados Unidos. En el país, quedaron sus dos hijos.

Verónica supo que los traficantes eran ladrones, pero no esperó lo mismo de las autoridades fronterizas. «La Policía de Guatemala me exigió dinero. Fueron violentos, nos empujaban, nos golpearon y nos amenazaron con deportarnos si no les dábamos plata», recordó. 

Sergio, un ciudadano de Zamora Chinchipe que radica en Queens, aseguró que la Policía de México también exige fuertes sumas de dinero. «Si no les das la plata te patean; a las mujeres las manosean, las insultan y no te sueltan hasta que sueltes el billete. Ellos no te protegen», aseguró.

Al llegar a Estados Unidos, las extorsiones no desaparecen

Las autoridades norteamericanas reconocen que los migrantes son intimidados en todos los niveles, ya que los familiares también forman parte de esa cadena de extorsión.

Nora Salinas, coordinadora Forense de South Texas Human Rights Center, explicó que los cárteles mexicanos se valen de ingeniosos fraudes para extorsionar a los parientes. Les exigen dinero a cambio de información de los caminantes, que nunca tienen.

Esa tragedia la vivió Celia Elena A. C., quien perdió a su hijo -David Adame A.- cuando se adentró en la frontera de México-Estados Unidos. La madre, oriunda de Ambato (Tungurahua) fue víctima de un caso de extorsión y de estafa por un valor aproximado de $ 22.000.

La Fiscalía General del Estado informó que la mujer -después de entregar el dinero- supo que su hijo falleció y lo abandonaron. La «coyotera», que nunca devolvió el monto que le depositaron, fue localizada, detenida y recibió una sentencia de 22 años por tráfico de migrantes.

Esa fue la primera sentencia por ese delito que se registró en 2024 en Ecuador.  Sin embargo, la víctima mantiene una deuda en la Cooperativa y -al momento- el cuerpo del joven de 24 años no ha sido localizado. Su madre quiere darle sepultura.

A las autoridades de control también les preocupa que los casos de extorsión adquieran -de forma paulatina- un perfil de delincuencia organizada. Hace 20 años, se trataba de coyoteros que operaban de forma independiente. Pero ahora, colaboran con estructuras delictivas para cumplir roles específicos.

Afiche difundido por la Cancillería sobre la migración riesgosa.

Las bandas criminales tienen relación con grupos de trata de personas y cárteles de narcotráfico, advirtió Eduardo Cantú, agente de la Patrulla Fronteriza. «Me preocupa mucho cómo el crimen organizado transnacional y los cárteles se involucran más en el movimiento y flujo de migrantes en la región», sentenció.

Similar alerta emitió César Torres, jefe de Policía de Mission (ubicado en el condado de Hidalgo, estado de Texas), quien explicó que los cárteles mexicanos trabajan de forma articulada con los coyotes para extorsionar a los desplazados. «Los emplean para mulas», explicó.

Otra modalidad que identificó Torres son los «peajes» que tienen que pagar los caminantes cuando cruzan los tramos más complejos como por ejemplo el Río Grande. «Los precios van de entre $ 5.000 y $ 25.000, nadie cruza el río sin pagar», advirtió.

Jeremy MacGillivray, Jefe de Misión Adjunto de la Organización Internacional de las Migraciones (OIM) en México, reiteró que la extorsión en la frontera es una práctica al margen de la ley porque no se sanciona a los responsables.

El experto concluyó que la necesidad de políticas migratorias más humanitarias y la cooperación internacional son cruciales para abordar esta crisis y garantizar la seguridad de los migrantes. (I)

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