En Ecuador, 2.6 millones de personas sufren inseguridad alimentaria, un problema que afecta especialmente a la población migrante. En el Día Mundial de la Alimentación, Matteo Perrone, representante del Programa Mundial de Alimentos (WFP), destacó la gravedad de la situación, indicando que seis de cada diez migrantes no tienen acceso a una comida caliente al día. Este problema se agudiza con las múltiples crisis que atraviesa el país.
El WFP brinda asistencia a 130 mil personas en Ecuador, a través de más de 50 centros de acogida, comedores y albergues, beneficiando a migrantes, refugiados y comunidades locales. Las provincias de Guayas y Pichincha concentran el mayor número de migrantes, principalmente de Venezuela y Colombia. Las mujeres embarazadas y lactantes son algunos de los grupos más vulnerables.
Además de la entrega de alimentos, el WFP capacita a los centros en temas de inocuidad alimentaria y ofrece vales electrónicos de USD 2 por día para adquirir productos en supermercados. Esta asistencia asegura una alimentación variada y respetuosa de las tradiciones culinarias de los beneficiarios.
El embajador de Estados Unidos en Ecuador, Arthur W. Brown, subrayó la importancia de garantizar el derecho a la alimentación y destacó la colaboración entre países para combatir el hambre. El Día Mundial de la Alimentación recuerda que la inseguridad alimentaria es un problema global que requiere esfuerzos coordinados.
En otros países de América del Sur, la situación también es crítica. En Venezuela, la crisis económica ha empeorado la inseguridad alimentaria, con millones de personas que dependen de ayuda humanitaria. En Perú y Colombia, la llegada masiva de migrantes venezolanos ha puesto presión sobre los sistemas alimentarios locales, dificultando el acceso a alimentos para ambos grupos.
En Argentina, la inflación ha afectado el poder adquisitivo de las familias, agravando la inseguridad alimentaria. Programas como los comedores comunitarios han tomado protagonismo para paliar el hambre en los sectores más vulnerables.
Brasil, aunque ha logrado reducir la pobreza en años anteriores, enfrenta un resurgimiento de la inseguridad alimentaria debido a los efectos del cambio climático y las desigualdades económicas. Organizaciones internacionales y locales continúan trabajando para mejorar la situación en todo el continente.
Una visita reciente al Centro de Cuidados Temporales San Antonio de Pichincha, en Ecuador, resaltó los esfuerzos que se realizan en el país para enfrentar la inseguridad alimentaria. Este centro, apoyado por USAID, brinda servicios integrales, incluyendo refugio, alimentación, atención médica y apoyo psicológico, además de un espacio para el desarrollo infantil.
El WFP reafirma su compromiso en América del Sur y en todo el mundo, con la meta de salvar vidas y construir un camino hacia la seguridad alimentaria en medio de emergencias, conflictos y desastres climáticos. (I)
