
El Acuerdo de Facilitación de la Inversión Sostenible (SIFA) entre la Unión Europea (UE) y Ecuador se ha convertido en el nuevo eje de una relación estratégica que moviliza miles de millones de euros, con el objetivo primordial de erradicar la burocracia, asegurar la transparencia y potenciar la inversión. Este instrumento, calificado como una «arquitectura de confianza por un lado y de transparencia por otro», busca simplificar de forma radical los procesos para los inversores europeos en el país andino. La importancia del pacto se subraya con cifras contundentes, pues el comercio bilateral superó los 7.500 millones de euros y la inversión europea en Ecuador alcanzó los 8.200 millones, según datos recientes presentados en un evento clave.
La Fundación Konrad-Adenauer (KAS) de Ecuador, con el apoyo de destacadas cámaras binacionales, organizó la conferencia donde el diputado del Parlamento Europeo y responsable para las negociaciones del acuerdo, Juan Ignacio Suido, destacó que Ecuador es un «aliado estratégico de la Unión Europea» y un «socio muy fiable» en el contexto actual de América Latina. Este nuevo marco legal es crucial para garantizar que las inversiones, procedentes de potencias como Alemania y España con corporaciones como Siemens Energy, Continental, Sol e Iberdrola, se desarrollen en un «entorno más previsible» y rentable.
El SIFA no se concibe como un simple acuerdo comercial o de protección de inversiones, sino como un mecanismo de «facilitación de la inversión y la prevención de disputas». Suido enfatizó que su propósito no es imponer, sino «acompañar y refuerza una agenda de modernización del electuado ecuatoriano». El acuerdo abarca el ciclo completo de la inversión, buscando la agilización de trámites a través de pilares muy definidos, siendo la simplificación administrativa el más visible para el inversor.
El objetivo central es reducir lo que el diputado denominó la «fricción burocrática», un problema que estanca el crecimiento y la generación de riqueza. Para combatirlo, el acuerdo obliga a la creación de «ventanillas únicas» donde se resuelvan la totalidad de los problemas de inversión. El propósito, según el negociador, es que exista un lugar que garantice «unos plazos que se tienen que cumplir y que están garantizados» para que los inversores obtengan un retorno de sus inversiones lo antes posible.
La transparencia es otro componente fundamental para generar confianza mutua. Esto se traduce en la exigencia de la «publicación digital de leyes y reglamentos» y la «consulta pública antes de los cambios normativos». El SIFA busca fortalecer la «certidumbre jurídica», un valor que las empresas europeas, acostumbradas a competir en un entorno global, valoran por encima de todo. Esto se une a la promoción del gobierno electrónico, la trazabilidad de la norma y el control de las tasas como armas directas en la lucha contra la corrupción.
Una medida clave es el establecimiento de «puntos focales para inversores», oficinas nacionales que servirán como el primer contacto, resolviendo dudas y controversias administrativas de forma «temprana». El diputado Suido advirtió que una resolución tardía supone una pérdida de oportunidades, por lo que este nuevo mecanismo busca evitar que el problema «se vaya a enquistar», obligando a dar una respuesta rápida y eficaz. La administración, bajo este esquema, tendrá que actuar «con responsabilidad para dar la respuesta rápida, ágil y eficaz».
El pilar de la sostenibilidad se amplía más allá de lo meramente ambiental. El acuerdo introduce un compromiso con la sostenibilidad en un sentido más amplio, incluyendo los estándares «laborales, medioambientales y también de gobernanza». Se busca la sostenibilidad económica y social, además de la medioambiental, con el fin de generar «empleo de calidad» y riqueza. Este enfoque tripartito hace que los proyectos que cumplan con los principios del SIFA estén «mejor anileados con criterios del Banco Europeo de Inversiones del Global Gateway», facilitando el acceso a financiación pública.
Para el sector privado, que tiene que realizar las inversiones, el acuerdo garantiza una «mayor interlocución» y la participación permanente en la toma de decisiones, pues «no se puede demonizar, no se puede trivializar con el sector privado». La Unión Europea está acelerando las negociaciones, impulsada por la consideración de Ecuador como un socio estratégico sólido en un momento de inestabilidad regional. Johannes Söhnlein, director de KAS Ecuador, felicitó la iniciativa como una «concreta gran oportunidad de cooperación económica» dada la actual realidad que vive el país andino.
El acuerdo, explicó Suido, es complementario al acuerdo comercial ya vigente entre Ecuador y la UE. Las empresas que ya están invirtiendo podrán acogerse a las nuevas reglas de agilidad y transparencia del SIFA, que se centran en la forma de hacer las cosas: «Estamos negociando, por tanto, la forma de hacer las cosas. No estamos negociando solo el resultado final». La meta es reformar y «cambiar la manera de hacer las cosas» para que el resultado sea siempre el éxito de la inversión.
Los beneficios específicos para las empresas se resumen en tres puntos clave: «Más agilidad» con procesos electrónicos y ventanillas únicas; «Más certeza» con reglas estables y transparencia; y «mayor interlocución» mediante puntos focales y canales de mediación. Esto se traducirá en mejores procesos de licitación para el sector energético, mayor seguridad jurídica para la industria y financiamiento verde, y regiones mejor gestionadas para el transporte y la logística.
El reto principal para Ecuador es el «compromiso tanto político como técnico» para reforzar su institucionalidad, formar personal y digitalizar los procedimientos, garantizando la coordinación entre ministerios. La UE, por su parte, ofrecerá «asistencia técnica» y «cooperación» para el monitoreo continuo, con el entendimiento de que en esta relación «todos nos tenemos que respetar, todos somos iguales».
El papel de las cámaras de comercio y las empresas es fundamental, pues son quienes conocen de primera mano «dónde están las dificultades, los permisos que se retrasan», y deben transmitir esa información para que el SIFA pueda actuar. En última instancia, el diputado Suido resumió el propósito del acuerdo asegurando que será «una herramienta para traer inversiones responsables, generar empleo de calidad y fomentar una realidad económica basada en la confianza mutua». Alemania aporta ingeniería, España infraestructura, y la Unión Europea ofrece la herramienta para lograr un Ecuador más competitivo y abierto al mundo. (I)