La Mitad del Mundo, el famoso monumento que marca la línea ecuatorial, es un imán para turistas de todo el mundo. Este sitio icónico ofrece a los visitantes la posibilidad de posar en ambos hemisferios simultáneamente, una experiencia que se ha convertido en un ritual fotográfico para quienes llegan a la ciudad de Quito.
Para potenciar las visitas en el nor-occidente de la capital, Quito Turismo promueve distintos destinos para el deleite de visitantes locales y nacionales. Uno de ellos es el fascinante Museo Templo del Sol Ortega Maila, conocido por los imponentes templos del Sol y la Luna, que albergan piezas precolombinas.
En el recorrido, los turistas podrán apreciar unas instalaciones que aluden a los ancestros nacionales. Al llegar al Museo Templo del Sol, la primera impresión es la de estar ante una construcción monumental que combina el arte con la espiritualidad. El edificio, una majestuosa estructura de piedra, se alza con una imponente fachada que invita a los visitantes a explorar su interior.
Las esculturas de piedra que representan a los antiguos Incas y a los animales sagrados de la época cobran vida crean una atmósfera que parece transportarnos a tiempos ancestrales.
Los visitantes son recibidos por guías que realizan una breve introducción antes de que se inicie la ceremonia tradicional. Una limpieza con palo santo prepara el ambiente para lo que está por venir. El palo santo, conocido por sus propiedades purificadoras, se utiliza para liberar las malas energías, marcando el comienzo de una experiencia inmersiva y espiritual.
Una vez completada la ceremonia de purificación, los visitantes son guiados a través de un pasillo de piedra que conduce a un Gran Salón. En el centro de este salón, una gran olla invita a los visitantes a arrojar monedas u otros objetos como símbolo de deseo y buena fortuna. La mirada se dirige hacia arriba, donde una gran vara sostiene la Máscara del Sol, un símbolo místico que conecta a los visitantes con la esencia de la antigua cosmología andina.
En el primer piso del museo, el recorrido revela la profunda relación entre los antiguos habitantes y el Sol. Los paneles informativos explican cómo el Sol no solo dictaba el momento de la cosecha, sino que también marcaba los cambios energéticos importantes, como el equinoccio y el solsticio. La arquitectura del lugar está diseñada para captar la luz solar en momentos específicos del año, creando una conexión palpable entre el espacio y el cosmos.
El segundo y tercer piso del museo se transforman en una galería de arte, destacando el trabajo del maestro Cristóbal Ortega Maila. El pintor, reconocido por su técnica de dactilopintura, utiliza sus manos como herramienta principal para crear impresionantes obras de arte. Cada pintura cuenta una historia y refleja la fusión entre el arte contemporáneo y las tradiciones ancestrales.
El ambiente en el museo es una mezcla de reverencia y contemplación. Las amplias salas permiten a los visitantes apreciar las obras de Ortega con calma, mientras que las esculturas y las piezas precolombinas crean un entorno que evoca el esplendor de las antiguas civilizaciones. El diseño del museo, con sus espacios abiertos y su disposición en espiral, facilita una experiencia fluida y envolvente.
El maestro Ortega recibe a los visitantes
Uno de los momentos más esperados de la visita es el encuentro con el propio Cristóbal Ortega Maila, quien recibe a los visitantes y les explica el proceso detrás de su arte.
Su habilidad para crear una obra en solo tres minutos es asombrosa, y su reconocimiento en el Libro Guinness de los Récords como el pintor más rápido del mundo añade un toque especial a la visita.
Ortega, oriundo de Collacoto, una comunidad al sur de Quito, ha dedicado su vida a preservar y reinterpretar el legado artístico de sus ancestros. Su trabajo en el Museo Templo del Sol es una extensión de su compromiso con la cultura andina, y su habilidad para capturar la esencia de la tradición en un formato contemporáneo es digna de admiración.
En el museo, cada rincón está lleno de historia y significado. Desde la vasija central en el Gran Salón hasta las obras de arte que adornan los pisos superiores, el Museo Templo del Sol es un testimonio de la rica herencia cultural de Ecuador. La integración de elementos modernos con prácticas ancestrales crea una experiencia única que educa y fascina a los visitantes.
La visita al Museo Templo del Sol no es solo un recorrido turístico, sino un viaje espiritual y cultural. Los visitantes tienen la oportunidad de conectar con el pasado de una manera profunda, mientras disfrutan de la belleza y la creatividad de las obras de Ortega. La meditación guiada en la sala de esencias y sonidos ofrece una experiencia sensorial que complementa el aprendizaje sobre la cultura andina.
¿Dónde se encuentra?
La ubicación del museo, en la vía Quito-Calacalí, cerca del volcán Pululahua, añade una capa adicional de majestuosidad al viaje. La vista panorámica desde el mirador en la parte posterior del templo permite a los visitantes apreciar la belleza natural de la región, haciendo de la visita una experiencia completa que combina arte, historia y naturaleza.
La experiencia en el Museo Templo del Sol es, en muchos sentidos, un reflejo de la cultura ecuatoriana: rica en tradiciones, vibrante en su expresión artística y profundamente conectada con el entorno natural. Cada aspecto del museo, desde su arquitectura hasta sus exposiciones, está diseñado para ofrecer una experiencia inmersiva que celebra tanto el pasado como el presente. (I)