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Pável Egüez: “Me dolió la represión inmensa de octubre”

Es un artista de su tiempo que no ha parado de pintar sobre la realidad de su país. “Últimamente he pasado más en México, pero de todas maneras he tenido la preocupación enorme de que tenemos un país por reconstruir”, dijo en esta entrevista.

¿Por qué ha pintado tantos rostros sin ojos últimamente?

En octubre de 2019 estuvimos muy cercanos a todo lo que aconteció en Quito. Yo he estado muy ligado al movimiento indígena y fui parte de la creación de la Conaie. Ellos se convirtieron en actores políticos fundamentales y por eso nos dolió la represión inmensa de octubre por parte de un gobierno deshumanizado que causó muertos y heridos y en esa fecha vio a estos pueblos originarios como sus enemigos. He querido reflejar esa simbología de un gobierno represivo que nos quiere quitar la mirada, pero que nos ha vaciado los ojos y nos ha causado un gran sufrimiento al pueblo ecuatoriano.

De alguna manera uno absorbe esa sensibilidad. Yo estuve todos los días yendo permanentemente al ágora de la CCE y veía al pueblo más digno y a la vez más pobre del Ecuador reclamando sus derechos, y a través del arte lo único que me inspiraba era decir que este estado de represión nos está quitando la mirada y en lo que no podemos ceder. En realidad no nos quitan un ojo sino que nos quedamos con uno para mirar y además ser testigos de lo que en la memoria el pueblo ecuatoriano no olvidará estos días dificilísimos de una brutal represión como nunca antes vista.

¿Le parece que un artista debe ser solo eso?

Los artistas son como un termómetro que mira la realidad de su tiempo y obviamente hay artistas con su obra muy comprometida y otros con su activismo.  Cuando vemos a Goya, vemos a un artista comprometido con su realidad. Él hace una crónica de la desesperación que causa la guerra y eso le posiciona como el ser humano que puede con su arte tener una mirada que nos deja de testimonio. Por ejemplo: no podemos estudiar a un autor como Picasso sin entender la Guerra civil española, sus posiciones frente al fascismo. Su obra monumental Guernica marcó también una condición estética y también una política.

Este arte en América Latina también surgió de una manera muy fuerte a partir de esta especie de Renacimiento cuando se da la Revolución mexicana y cuando hay una influencia enorme de la izquierda, de los ideales del humanismo y de unos principios políticos que marcan la lucha de los primeros años del siglo XX e inspira un gran movimiento cultural y pictórico.

El neoliberalismo que se ha impuesto durante muchas décadas en América Latina también es un proyecto cultural, que está atravesado por un discurso neoliberal, que además atraviesa todo el campo de la ideología y la cultura. Hay un arte latinoamericano invisibilizado, que no cuenta con recursos, que no tiene instituciones y que estas se destinan hacia una vertiente de esta manera de mirar el arte y se invisibiliza a todo un patrimonio artístico, que en el Ecuador es muy valioso desde la colonia y desde las vanguardias de principios del siglo XX. Este marcó momentos muy importantes para la pintura ecuatoriana con grandes nombres, desde Camilo Egas a Oswaldo Guayasamín, quienes se embarcaron en toda la tradición artística del siglo XX, marcado a la vez por estos grandes nombres de la pintura latinoamericana como Diego Rivera, Orozco, Siqueiros, Wifredo Lam, etc. Esa tradición fue absolutamente combativa e invisibilizada y se ha mantenido al margen del mercado y de las grandes corporaciones mediáticas, pero es un arte que está vigente porque surge de esa mirada propia de la región. Yo soy un artista que nace en la tradición del arte social de América Latina, vinculado a las grandes causas por la humanidad.

¿Qué ha pasado con el sector cultural en este gobierno?

Estos cuatro años han sido dramáticos para el país. Hemos tenido un retroceso en todos los campos y en la Cultura aún más. El ministro (Juan Fernando) Velasco deja una institución en ruinas, sin ninguna institucionalidad, sin ningún respeto. En un próximo período democrático tenemos que revisar las condiciones en que queda el Ministerio de Cultura y Patrimonio (MCYP) y potenciarlo para que sirva a los artistas solamente, a la población, a los más pobres, a las comunidades más lejanas del país y también para la diversidad cultural.

Lo que dice la Ley de Cultura es que el MCYP es el gran rector para las políticas públicas, no es el ejecutor porque el ejecutor deben ser todos los gobiernos locales, las Casas de Cultura y toda la sociedad, porque la cultura ecuatoriana sobrevive y es fecundamente rica sin necesitar un Ministerio. La contribución de esta institución debería ser precisamente plasmar políticas públicas que ayuden a la construcción de los derechos culturales. En Ecuador actualmente se está viviendo una época de absoluta crisis institucional.

Las políticas neoliberales han desmantelado todas las políticas de protección social y dentro de estas el campo de la cultura se mantiene en una absoluta crisis y precariedad. Uno de los síntomas es que artistas que son parte de la institucionalidad cultural del país o de la ciudad están impagos, no tienen recursos, y las propias instituciones han abandonado la responsabilidad de construir presupuestos y dinámicas que saquen de la crisis en estos momentos tan graves por la situación económica que vive el país por un gobierno altamente irresponsable, que ha hipotecado al país, con una enorme deuda y con políticas de austeridad que también están contagiando a todo el sistema cultural.

Hay una precariedad absoluta de las Casas de la Cultura en las 24 provincias del país, de una falta de institucionalidad, y en vez de fortalecerse el Ministerio de Cultura, se han eliminado instituciones. No hay un solo programa, una sola política pública que atienda las necesidades urgentes del sector. Hay muchísimos artistas que están en una situación muy difícil porque se ven desamparados de una política estatal.

¿Qué es Unes-Cultura?

Mi presencia en la dirección nacional de UNES marca esa voluntad política de que la cultura sea parte de este proyecto político. Estamos proponiendo dos grandes ejes que tienen que ser volcados como campañas nacionales. Uno es el fomento del libro y la lectura donde estén incorporadas todas las instituciones públicas y privadas y motivar la participación de todas las artes y otro es ir a la enseñanza artística desde la educación pública, para que los niños puedan entrar en contacto con todas las manifestaciones del arte. Ello dará la posibilidad de fuentes de trabajo para al menos 8 mil profesores de arte en todo el país. No debería haber artistas sin recursos ni empleos, porque ellos pueden ser una fuente inagotable de sabiduría.  

Hay dos investigaciones de las Universidades de las Artes de Guayaquil y de la San Francisco donde nos demuestran que es un sector en crisis. Hay un menosprecio al trabajo de los artistas porque este trabajo ha sido muchas veces invisibilizados y el cual se ejecuta desde una forma clientelar y no desde la experiencia seguida en países de América Latina que dieron resultados. Necesitamos generar una política pública para los momentos que vive en Ecuador y la crisis tan profunda en que vamos a recibir el país. (E)

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