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Elecciones en EE.UU, todo menos predecibles

AlexOrmaza

Alex Ormaza

Periodista y ex becario Fulbright por Estados Unidos, con más de 28 años de experiencia. Fue editor de los semanarios Washington Hispanic y Washington’s Voz, además de la revista Diálogo-Américas. Es Master en Comunicación de Masas por la Universidad Internacional de la Florida (FIU) y Diplomado en Marketing Gubernamental por la Universidad Autónoma de México (UNAM).

Hoy Estados Unidos sella su suerte para los próximos 4 años al elegir entre el republicano Donald Trump y el demócrata Joseph Biden como presidente de la nación de 330 millones de habitantes.

No mencionaría el cliché de que estas son las elecciones del siglo, al que nos tienen acostumbrados los canditatos de ese país en cada elección, si no fuera porque esta vez sí se siente así.

Entre otras cosas, en el pulseo compite el statu quo blanco dominante que se resiste a morir, representado por Trump, contra la creciente visión multirracial abanderada por los Demócratas, desde el auge de los movimientos pro derechos civiles en la década de los 60’s.

Como si faltaran elementos fascinantes, esta elección rompe con lo evidente que resultó en el pasado que los electores demócratas fueran los residentes de ciudades costeras y del norte del país, y que los votantes republicanos fueran los habitantes del campo y de pueblos pequeños del sur.

Hoy las encuestas favorecen a Biden a nivel nacional, pero a favor de Trump en ciudades como Atlanta, en donde la comunidad blanca ve con buenos ojos su oferta de Ley y Orden, a raíz de los disturbios nacionales gatillados por las muertes de ciudadanos negros a manos de la policia, como la de George Floyd, el 25 de mayo de 2020 en Minneapolis, y poco después la de Rayshard Brooks, en Atlanta.

Es decir, las votaciones en EE.UU. dejaron de ser previsibles por lugares geográficos, edad y condición social de los votantes. Una muestra de ello es el éxodo importante de personas de la tercera edad, un voto tradicionalmente republicano, hacia la propuesta de Biden.

A pesar de que la pandemia, con su consecuente efecto negativo en la economía,  resultó ser un duro golpe para Trump, las mediciones de votos lo favorecen con la clase media-alta de las ciudades del país, quienes priorizan la economía en su voto.

No todo es sorpresa en estas elecciones. Los evangélicos siguen firmes en su intención de seguir votando republicano, sin importarle las contradicciones que significa apoyar a un candidato acusado de haber traicionado a sus tres esposas, en una ocasión con una figura porno, con cuestionamientos morales en su declaración de impuestos, perjuicio al público a través de empresas truculentas, o de glorificar a organizaciones políticas basadas en el odio racial. 

Y hablando de contradicciones, Trump goza de una tajada importante de voto latino y asiático. Sí, aquellos que han sido blanco de las críticas más crueles y culpados por los males del país por parte de este candidato.

Por su parte, Biden ha llevado una campana de perfil bajo y se ha cuidado de no hacer olas y ha evitado salir de su esencia, con un contendor que ya demostró, en las elecciones pasadas en las que derrotó a Hillary Clinton, ser alguien contra el que no se puede cometer errores.

Hoy, el fantasma de las elecciones del 2016 está más presentes que nunca. Puede ganar cualquiera, de forma apretada o por barrida; puede el ganador ser favorecido con el voto popular y el colegiado, o solo por el segundo, que es el que cuenta.

Y quién sabe si la disputa se dirimirá entre los tres jueces de la Corte Suprema quienes le deben su puesto a Trump, entre ellos la más reciente, Amy Coney Barret. (O)

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