Pablo Salgado J.
Escritor y periodista
Esta es una campaña electoral atípica. Es más, insólita. No solo porque se produce en medio de una pandemia global, sino porque a un mes del día de las elecciones aún el Concejo Nacional Electoral, CNE, no ha resuelto todos los procesos. Y no solo eso, sino que el Tribunal Contencioso Electoral ha destituido a 4 consejeros del CNE.
En la papeleta electoral, que ya se imprime en el Instituto Geográfico Militar, constarán 16 binomios que optarán por la presidencia de la república. Un número excesivo para un país con débiles, casi nulos, partidos o movimientos políticos; la mayoría de los cuales solo aparecen para las elecciones. Y lo que es peor, literalmente, políticos profesionales que compran los movimientos, legalmente inscritos, para participar en los procesos electorales.
Una democracia que luego del retorno al régimen de derecho, en 1978, no se ha consolidado ni ha sido capaz de responder a las expectativas de la mayoría de ecuatorianos. Una democracia poco plural y nada participativa. Una democracia atada a los grupos de poder y que, mas aún en estos últimos 4 años, solo ha servido para consolidar los privilegios de esos grupos corportativos. Una democracia erosiondada por la corrupción y la impunidad.
En esta campaña, por las restricciones de la pandemia, apenas si unas pequeñas caravanas recorren las ciudadades. Ya no tendremos concentraciones masivas que reflejen la capacidad de adhesión y convocatoria de los candidatos. Pero, en cambio, tenemos una saturación de mensajes, memes, videos, y streaming en las redes sociales. Mensajes que no necesariamente nos permiten disernir los contenidos de cada uno de los candidatos. Por el contrario, buscan solo impactar y llamar la atención. De ahí que es una campaña hueca y, como casi siempre, llena de demagogia y ofrecimientos que nunca se cumplirán.
En esta campaña electoral, como es costumbre, la cultura y los patrimonios brillan por su ausencia. Son temas marginales y prescindibles. Apenas si en algunas reuniones con grupos de artistas, los candidatos se han pronunciado sobre estos temas. En sus planes de gobierno, son escuálidas sus propuestas para este importante, pero siempre olvidado, sector que, además, vive una enorme precariedad.
De los 16 binomios, apenas 3 tienen posibilidades de pasar a una segunda vuelta. El resto de candidatos ni siquiera llegará al mínimo electoral, 4%.
Miremos las propuestas, para la cultura y los patrimonios, de las tres candidaturas mas opcionadas:
Iniciemos con el candidato que lidera la intención del voto, Andrés Arauz; recordemos primero que fue Ministro de cultura encargado y, como tal, expidió el Reglamento a la Ley Orgánica de Cultura. Arauz llamó a los artistas y creadores a recuperar la esperanza, y realizó reuniones, en Cuenca y en Portoviejo, con grupos de artistas y gestores culturales. En estas reuniones se comprometió a cumplir con la Ley orgánica de cultura y su reglamento, revertir la fusión del IFAIC con el ICCA, recuperar el Tren de Alfaro, y generar un seguro social para los artistas: “Concebimos la cultura como un derecho; su acceso también es desarrollo, también es producción, también es economía y es innovación; la cultura será un eje de la transformación económica del país, mas aún en el contexto de la post pandemia. Vamos a reconocer el trabajo de los gestores y artistas, estableciendo una remuneración por su valor simbólico de contribución a la sociedad. También iremos hacia un esquema de incentivos, de compensaciones y remuneraciones; un músico que practica música todo el tiempo, creando, circulando contenidos, merece una compensación. Aumentaremos los fondos para las bibliotecas, los archivos, la producción audiovisual y cultural y para la circulación de bienes culturales.”
Además, Aráuz generó una interacción para construir, de modo colectivo, su plan de gobierno en una plataforma digital denominada WikiPlan, en donde consta un futuro -capítulo- dedicado a lo Plurinacional, intercultural y la cultura. En dicho futuro, hasta el momento, no hay propuestas concretas para la cultura y los patrimonios, pero si para la interculturalidad y, sobre todo, para la educación intercultural.
El candidato Guillermo Lasso, ha reiterado su propuesta de fomentar las industrias culturales, como ya lo anunció en su campaña electoral anterior: “Impulsaremos la economía naranja bajando aranceles e impuestos y dando créditos a emprendimientos artísticos.” Es decir, exactamente, la propuesta neoliberal de la cultura que fomentó el ex ministro Juan Fernando Velasco. El candidato Lasso ha escrito en sus redes sociales:
“vamos a llevar el arte y la cultura a los barrios. El Ecuador tiene un gran talento. Juntos estamos construyendo una propuesta que genere empleo desde ese sector.”
Lasso también anunció que se había reunido con un grupo de gestores culturales y firmó un acuerdo con la Asociación de artistas profesionales de Pichincha: “Mi propuesta para el arte y la cultura consiste en: liberar de trabas a la creación artística, fomentar la inversión a través de un Sistema nacional de impulso creativo, promover la formación especializada en las industrias creativas.”
En la misma línea que anunció la privatización de la salud y la educación, Lasso afirmó que concesionará al sector privado el Tren de Alfaro, que es lo que ya el gobierno de Moreno está realizando.
Pero además, Lasso tuvo el respaldo público del premio Nobel de literatura, Mario Vargas Llosa, muy conocido por respaldar a candidatos de la derecha mas radical. Aunque todos los candidatos, desde el 2000, a quienes respaldó en su país, el Perú, perdieron las elecciones.
El candidato Yaku Pérez ha llamado a su plan de gobierno Minka por la vida, y está basado en los cuatro elementos de la Madre tierra: aire, agua, fuego y tierra. El plan prioriza la ecología, la salud, la economía, la educación, y la ética, pero no especifica nada del tema del arte, la cultura y los patrimonios. En una reunión que sostuvo en Quito con un grupo de gestores culturales, Pérez afirmó que reformará la Ley orgánica de educación intercultural y la Ley de cultura para llamarla Ley de las culturas. En su discurso no especificó nada respecto a la cultura y, mas bien, se dedicó a realizar preguntas sobre historia indígena y regalar libros a quienes acertaban.
Anotemos además que el candidato por la izquierda Democrática, Xavier Hervás, hizo un alto en sus acciones en Tik Tok, y emitió un comunicado, en el cual expresa que “la cultura no es gratis” y promete que aplicará “una política inteligente de inversión estratégica para el desarrollo de industria culturales en el Ecuador.” Y reproduce, textualmente, las líneas de economía naranja impulsadas por el BID.
Y el candidato, y cantante, Juan Fernando Velasco, por haber desempeñado el cargo de Ministro de Cultura y patrimonio, es requerido en los medios para responder estos temas, pero no ha presentado sus líneas de gobierno referidas a la cultura y los patrimonios, sino que ha debido, mas bien, responder y explicar su pésimo desempeño como Ministro.
Lamentablemente es “normal” en las campañas electorales que los temas de cultura y patrimonio estén ausentes. Lo mismo sucede en los debates y preguntas en casi todos los medios de comunicación; la cultura no interesa.
Así, es necesario que en este mes de campaña electoral los candidatos entiendan que el sector cultural también necesita ser escuchado y, sobre dodo, que deben responder con acciones concretas y específicas a sus demandas. La precariedad del sector cultural es evidente y necesita una urgente reactivación. Los candidatos no pueden seguir ignorando a un sector creativo y productivo. La cultura y los patrimonios requieren la atención de los candidatos a la presidencia de la república.