Álvaro Pérez, Fotoperiodista y fanático del ciclismo. Especial para Periodismo Público Ecuador
La invitación y posterior confirmación para ser parte del equipo Movistar Ecuador e Eagle llegó 3 días antes de que empiece la carrera ciclística en la ciudad de Guayaquil.
Como fotógrafo y aficionado sé que cada competencia es una aventura. Esta inició en la espera de que los chicos de Ibarra me recojan en el norte de Quito. Eran las 06:30.
Mi maleta de ropa va bien acomodada y con espacio para el computador y la cámara, que son mis compañeras inseparables en estas carreras de trabajo. Con ellas capto a los corredores durante la competencia.
En la furgoneta viajamos seis deportistas, el conductor y el mecánico. El automotor como es costumbre va lleno de abasto ciclístico, donde la camilla para masajes, la carpa, la caja de herramientas y caramañolas no pueden faltar.
Tampoco los rodillos, aros y llantas. La parte superior es exclusiva para el transporte de las bicicletas de ruta que usará cada competidor. Además, hay dos ‘bicis’ especiales para la prueba de contrarreloj o de crono.
El último en unirse al viaje es Segundo Navarrete, un reconocido corredor del ciclismo ecuatoriano que espera en las afueras del sur de Quito, en Santa Rosa. Con él se completa el equipo y arranca el viaje con los ritmos de reggaetón para el camino.
Pocos resisten el largo trayecto y se duermen, yo aprovecho esas horas para recibir tips de mecánica. Tras un par de horas llegamos a un paradero y todos despiertan para el desayuno. Estiran las piernas y aprovechan para compartir bromas y anhelos como una familia.
Figuras juveniles destacadas en el equipo
En el equipo hay varios elementos juveniles como Nixon Rosero actual campeón de la Vuelta Ciclística al Ecuador 2020, o Brayan Obando, quien en dos ocasiones fue campeón de la Vuelta a la Juventud 2018 y 2019 y es actual corredor del Eagle que participó en la Vuelta a Colombia por el equipo de UAE (Emiratos Arabes Unidos) de Colombia.
Otro destacado corredor es Camilo Navas y el experimentado David Villareal del Movistar Team Ecuador.
Conversar con ellos es divertido y ameno. El viaje se hace muy ligero en su compañía. Ya estamos en el bypass de Los Ríos donde los agentes de tránsito nos detienen por exceso de velocidad.
No es la primera vez, y como en las otras sorteamos el obstáculo con suerte gracias a la habilidad del conductor Iván Gualtero, quien además es masajista, mecánico, entrenador y varios etc.
De a poco divisamos las plantaciones de arroz y maíz hasta que por fin llegamos a la provincia del Guayas donde un asadero de pollos llama nuestra atención y sobre todo calma el hambre.
Ya en la capital porteña, lo primero es encontrar un hotel, que a más de hospedarnos permita que ingresemos acompañados de las bicicletas hasta las habitaciones para garantizar la seguridad de los ‘caballos de acero’.
Mi jornada no termina aún debo ir a la tienda organizadora de la carrera para retirar los chips, los números y de paso ir a un mini market para comprar agua, hidratante, galletas, pan, bananos, mermeladas y avenas; es decir todo lo necesario para abastecer el trayecto ciclístico.
Las intimidades de la competencia
El día inicia muy temprano con el desayuno porque los corredores necesitan digerir los alimentos antes de llegar a la línea de partida.
El primer circuito es en la Vía a la Costa, donde debo encargarme de bajar las bicis, ayudar a inflar llantas, dar comida, pasar agua, entregar hidratantes a cada compañero antes de que inicie la carrera.
Una vez que arranca la carrera debo hacer las fotografías, y llevar un par de llantas por si ocurra algún pinchazo. Con la finalización de la prueba, la premiación y demás cosas formales inicia mi trabajo que es bajar fotos y enviar a los compañeros para postear y publicar en los medios de comunicación.
Solo después de eso almorzamos en un restaurante donde formamos una mesa general para platicar de la carrera y ver fotos mientras llega la comida.
En el descanso de los deportistas empieza el trabajo del mecánico, del masajista y sigue el mío que es volver a comprar abastecimiento para la siguiente jornada. Voy con prisa porque debo estar a tiempo a la cena e ir temprano a la cama a descansar.
El segundo día de competencia se corren dos etapas, la primera de ruta con todos los corredores y luego en la tarde la prueba contra reloj individual que define al ganador.
Finalizada la carrera es hora de regresar a casa y comenzar el ajetreo para alistar nuevamente las maletas, subir las bicicletas y acomodar todos los enseres.
Son las 16:00 y no hemos almorzado aún. Esa comida de despedida es amena y divertida como la relación con los chicos, cuyo promedio de edad no supera los 25 años.
Llega la noche y no queremos perder más tiempo. Por eso entre todos nos turnamos para conducir durante el viaje de regreso.
Para las 02:00 estoy en mi casa rendido, pero satisfecho porque disfruto de este deporte y de mi profesión. (I)