El español Mauro Guillén, actualmente decano de la escuela de negocios Cambridge Judge en el Reino Unido, fue invitado por el Fondo Latinoamericano de Reservas (FLAR), para dar inicio a uno de sus seminarios. Este sociólogo y economista político hilvana diferentes tendencias y argumentó que vienen transformaciones inmensas. Estas comienzan con la población, cuyo envejecimiento paulatino parece irreversible, aunque más en unos lugares que en otros.
Asimismo, el experto, escribió un libro que no deja dudas sobre el mensaje que desea enviar: “2030: cómo las actuales tendencias darán forma a un nuevo mundo”. Actualmente es decano de la escuela de negocios Cambridge Judge Business School en el Reino Unido. En su escrito deja en claro que los cambios profundos en el planeta van a llegar con mucha más rapidez que la prevista.
“Antes de que nos demos cuenta habrá más abuelos que nietos en la mayoría de los países; los mercados de las clases medias de Asia serán más grandes que los de Estados Unidos y Europa en conjunto; las mujeres tendrán más riqueza que los hombres; y nos encontraremos con más robots que trabajadores en la industria, más computadores que cerebros humanos, más sensores que ojos y más monedas que países”, advierte Guillén.
Puesto de manera esquemática, por cada bebé que nace en Estados Unidos, 4,4 ven la luz en China, 6,5 en India y 10,2 en África. En las naciones con baja natalidad, será cada vez mayor la importancia de lo que se conoce como el “mercado gris”, compuesto por los consumidores de más de 60 años de edad, un grupo empoderado por sus ahorros, mejor salud y mayor vitalidad.
Lo anterior, va a ponerle una enorme presión a la sostenibilidad de los sistemas de pensiones. Sobre el papel se podría pensar que la migración compensaría el faltante de gente joven, pero basta con ver la xenofobia creciente en lugares como Europa para darse cuenta de que ese no será necesariamente el caso.
En el conversatorio FLAR, Guillén, señala que África será el segundo continente más populoso en un lapso muy corto, donde existe una gran oportunidad en lo que tiene que ver con agricultura e industria, si el rendimiento actual aumenta.
Además, que hay una verdadera posibilidad de dar un salto, lo que se comprueba con la revolución que trajeron las telecomunicaciones en esa parte del mundo. La penetración de servicios financieros a partir de la telefonía móvil se convirtió en un ejemplo global, por lo cual pensar en un salto en la producción de alimentos no es nada descabellado.
Dicha perspectiva incrementa la probabilidad de que los mayores centros de consumo se desplacen geográficamente. Asia, para comenzar, apunta a concentrar los mayores poderes de compra, tanto por las mejoras sucedidas en China como por la evolución de India, con sus 1.400 millones de habitantes.
Obviamente, las características de este grupo no serán las mismas del ideario norteamericano de casa en los suburbios y garaje para dos autos. Tanto la geografía como la cultura determinarán ese proceso, al igual que una tasa de participación femenina creciente en la fuerza laboral, que se traducirá en ingresos mucho mayores. Gracias a esa perspectiva, la equidad de género puede ir más allá de una promesa hoy todavía lejana.
Hoy en día, algo más de la mitad de los habitantes del planeta habita en zonas urbanas que ocupan el uno por ciento de la superficie terrestre. Pero las 29 metrópolis con más de 10 millones de personas que había en 2017 pasarán a ser 43 en 2030, de las cuales 14 albergarán más de 20 millones.
Ante el esperado aumento en el nivel de los océanos, el peligro es grande. Megaciudades como Yakarta, Manila, Bangkok, Miami, Tokio o Bangkok tendrán que defenderse del alza de las mareas.
Y no solo eso. La provisión de servicios públicos adecuados se suma a las dificultades de movilidad en sociedades en donde las divisiones entre ricos y pobres apuntan a profundizarse. Lograr la sostenibilidad será un reto enorme, fuera de proveer agua potable o alimentos en medio de temperaturas más extremas.
Por otra parte, la cuarta revolución industrial seguirá su marcha, dando lugar a desigualdad social y geográfica, aparte de destruir empleos que hasta hace poco parecían seguros.
La lista de cómo se acaba el mundo conocido según Guillén, concluye con las criptomonedas que, gracias al blockchain, son cada vez más aceptadas. Un número importante de bancos centrales comienza a dar pasos importantes que, si se combinan con los contratos inteligentes, le pone un enorme signo de interrogación a la labor tradicional de intermediar dinero hecha por los bancos comerciales.
A lo anterior, se agregan los criptoactivos independientes, del estilo de bitcoin. En términos prácticos, todo apunta a una descentralización del poder tradicional que estaba en las instituciones encargadas de imprimir billetes. Hasta la propia hegemonía del dólar podría quedar en entredicho si las personas optan por otras unidades de valor, con mayor seguridad y privacidad, que la posesión del billete verde.
No obstante, el consejo de Mauro Guillén es dejar de pensar en términos verticales o lineales y utilizar las conexiones laterales para sortear las olas que ya no vendrán en un solo sentido.
En conclusión, de la mirada que brindó en el conversatorio FLAR, la mayor equivocación sería negarse a aceptar lo inevitable. Dado que el manuscrito se publicó antes de la pandemia. Lejos de detener lo inexorable, es mejor pellizcarse porque el escenario de 2030 ahora es más factible en 2028. En otras palabras, el futuro que vamos a conocer no solo está cerca: se encuentra a la vuelta de la esquina. (I)