Por Pablo Salgado J.* Escritor y Periodista
La indignación ha sido unánime. Todo el sector cultural se ha manifestado en contra del recorte al presupuesto del Centro Cultural y Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit, BEAEP. En verdad es una vergüenza que el gobierno nacional y el Ministerio de Cultura y Patrimonio atenten contra una de las entidades que alberga y preserva uno de los más importantes patrimonios históricos y culturales del país. La BEAEP contiene el fondo de autores y temas ecuatorianos más completos con un acervo bibliográfico de más de 500 mil ejemplares, y una hemeroteca con más de 7 mil títulos, 28 colecciones de arte, diez millones de páginas digitalizadas y tiene, además, desde el 2016, el depósito legal del libro. Y fue fundada en 1929 por el P. Aurelio Espinosa Pólit.
El recorte del presupuesto asciende al 68%. Si, 68%. Sencillamente incomprensible, mas aún si su presupuesto -como el de todas las entidades de cultura- ya era pírrico, de apenas 600 mil dólares. Presupuesto que, al menos, le permitía sostener sus procesos de digitalización, mantenimiento y conservación. De ahí que, la investigadora y académica María Elena Barrera tiene razón cuando señala que “negar tales fondos implica una ceguera de proporciones catastróficas”.
La reducción del presupuesto es tan apremiante que a las autoridades de la BEAEP no les quedó mas que publicar una carta pública, el pasado 18 de febrero, en la cual expresan no solo su preocupación sino su desesperación: “El pasado 7 de diciembre de 2021 el Estado ecuatoriano a través del Ministerio de cultura y patrimonio entregó a la BEAEP la cantidad de USD$ 194. 458, 88 que, comparada al monto que nos corresponde por ley, supone un recorte del 68%.”
De ahí que el sector cultural y académico del país inmediatamente respondió con una serie de comunicados y pedidos al gobierno nacional para que revean esta decisión de asfixiar a la Biblioteca. Incluso políticos, como el ex presidente Oswaldo Hurtado, que son parte del gobierno del presidente Lasso, han solicitado que se devuelvan los recursos que, por mandato de la Ley, le corresponde a la Biblioteca.
Pero el Ministerio de Cultura en lugar de escuchar los pedidos, respondió a través de un comunicado, con el cual intentan justificar tamaño absurdo. Y para ello recurren a una serie de fórmulas matemáticas: calcular el valor adquisitivo de la asignación, la tasa promedio de inflación entre el 2000 y 2021. Y con ese valor como referencia el Ministerio fija la cantidad de USD$ 194.458.88.” (sic).
Afirmación que fue inmediatamente desmentida por el escritor y ex ministro Raúl Vallejo: “En mi calidad de Ministro de Educación, en el 2006, hice una consulta al Procurador del Estado en relación al artículo 4 de la Ley de la BEAET. El procurador José Ma. Borja respondió: No solo le asiste el derecho a recibir una asignación presupuestaria igual o mayor a la que señala la ley de 1995, sino que tal asignación debe corresponder a una suma que tenga un valor adquisitivo similar a aquella que tenía al momento en que se creó el beneficio. Así, en el 2007, el presupuesto de 6 mil dólares se estableció en 240 mil dólares.” Y concluye Vallejo: “El criterio vinculante del procurador sustenta el presupuesto que hoy, nuevamente, se licuaría de mantenerse una reducción como la señalada por los jesuitas.”
De ahí que, el escritor y académico Leonardo Valencia, ofendido -como todos- por la respuesta del Ministerio escribió: “Un documento que justifica la decisión con requiebros propios de burócratas que tapan el sol incluso con fórmulas matemáticas. Tras error, torpeza.”
Pero no solo eso sino que, el Subsecretario de memoria social, Alfonso Espinosa, expresó al portal Blanco y Negro: “Me sumo a la preocupación, yo se que los presupuestos son escasos. Mi respuesta es invitarles a transformar en una acción para llamar la atención a los gremios de empresarios, a las cámaras, a las universidades, para contribuir. Conocemos gente en las camaras que nos puedan dar un impulso para obtener una mejor fórmula.” ¡Plop. De Ripley! Resulta que ahora hay que mendigar en las empresas y cámaras para solventar los presupuestos para el patrimonio y la memoria histórica del país.
En verdad los recortes y despidos para la cultura y los patrimonios del gobierno del presidente Lasso son la continuidad de los que ya se dieron en el gobierno de Lenín Moreno. Por esta razón, las instituciones culturales, los museos, las bibliotecas y más repositorios, a nivel nacional, han debido despedir personal y cancelar los pocos proyectos de inversión que mantenían, y hoy viven una gran precariedad.
Hace un par de meses, el investigador Gustavo Salazar me llamó para contarme que estaba trabajando en una investigación epistolar del padre Aurelio Espinosa Pólit, quien hablaba 7 idiomas. Y estaba fascinado. Encantado con las cartas que había encontrado en la BEAEP. Apasionado como es por las bibliotecas, cuando le pregunté cómo estaba financiando su investigación, su tono de voz cambió y me contestó que la Biblioteca no tenía recursos, que apenas sobrevive, y que, por tanto, estaba investigando sin recibir remuneración alguna, que lo hacía por su profundo amor por la investigación. Es solo un ejemplo. Los investigadores están precarizados.
Y no solo eso sino que han pasado ya 26 meses desde que la Coalisión por el patrimonio -integrada por historiadores, archiveros, investigadores, académicos, gestores, etc.- espera una respuesta sobre los fondos bibliográficos, las colecciones arqueológicas y de arte contemporáneo, y los archivos audiovisuales que se encuentran “embalados” en el edificio Aranjuez. La Ministra prometió que en dos meses se encontraría una solución. Pero no, han pasado ya 9 meses y la Coalisión, y los ecuatorianos, seguimos esperando.
Malos tiempos para la cultura. No tenemos aún, luego de seis años de vigencia de la Ley orgánica de cultura, el Sistema Nacional de Bibliotecas Públicas. Ya no tenemos el Plan nacional de fomento del libro y la lectura, que en manos del Ministerio de cultura ha sido un rotundo fracaso. Y ya nisiquiera tenemos la Feria Internacional del libro, tan necesaria para el sector editorial.
Lo incomprensible es que estos recortes a las instituciones de cultura no tienen ningún impacto en el Presupuesto general del Estado. Pero, en cambio, tienen un profundo y enorme impacto en las instituciones culturales. Me sorprende -aunque no debería- que la Ministra de Cultura no defienda los presupuestos para la cultura. Se supone que esa es su principal responsabilidad. Presupuestos que son conquistas del sector cultural. Qué bueno sería que al terminar su gestión, la Ministra entregue esa cartera de estado al menos con los presupuestos que recibió, ya que ha sido incapaz de aumentarlos, como demanda y merece el sector cultural y patrimonial.
Nos sumamos al pedido del sector cultural para que el Estado cumpla con su obligación de preservar y conservar los patrimonios nacionales, la memoria histórica, y garantizar el acceso al patrimonio documental. Coincidimos plenamente con el pedido de las autoridades del BEAEP: “Nos parece insólito e inconprensible que, desde el Ente rector de la cultura, se apliquen recortes económicos y otras disposiciones legales orientadas a restrigir el trabajo de una insitución consagrada a conservar la memoria del Ecuador.” Por tanto, exigimos que se asigne a la Biblioteca Ecuatoriana Aurelio Espinosa Pólit los presupuestos necesarios para su funcionamiento y su sostenimiento.