jueves, noviembre 21, 2024
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“Aprobamos… saltamos todos los torniquetes”

Nelly Valbuena

Comunicadora social y periodista. Diplomada en derechos humanos de las mujeres. Especialista en DDHH y mundo global. Master en periodismo. Docente e investigadora universitaria. Sobreviviente cáncer de mama.

Debates y asambleas intensas fueron preparativos de las organizadas mujeres chilenas para llegar al histórico plebiscito del 25.10.2020. No fue una victoria surgida del azar: sus cimientos están en el Movimiento Popular y Juvenil Chileno y, en particular, el Movimiento Feminista, cuyas raíces van a los años 20 y 40 del siglo 20; o a la agrupación Mujeres por la Vida que resistió a la dictadura pinochetista; hasta llegar al siglo 21, cuando surgió una nueva ola feminista en rechazo a los abusos de docentes en la Universidad de Chile.

Los antecedentes inmediatos se centran en los mítines que empezaron el 14.10.2019, cuando estudiantes de secundaria protestaron contra el alza de pasajes del Metro. Imágenes de miles de adolescentes y jóvenes mujeres saltando las barreras de las estaciones, dieron la vuelta al mundo en poderosa muestra de que la nueva generación femenina es la protagonista de esta historia que hoy conmueve a Chile, Latinoamérica y el mundo. Ellas levantaron pancartas con dos palabras: Somos Históricas, destacando que las jóvenes de octubre y este feminismo colectivo y masivo, rescatan a las mujeres que las antecedieron, hasta tejer este espacio natural de lucha y reivindicaciones sociales.

Mujeres de toda edad y condición se juntaron en las calles para derrumbar las barreras no sólo del metro sino del sistema patriarcal, e inspiraron los cambios cualitativos que hoy se respiran con esperanza, pero en alerta, pues no confían en los partidos ni en el establecimiento que precarizó la vida.

El 25 de octubre fue el punto de llegada que tuvo en ese antes el impulso para el triunfo. Como cuenta Fernanda Villavicencio, actriz, pedagoga y militante de la Coordinadora Feminista 8M, «el plebiscito del domingo no se termina con ese lápiz y ese papel que cambiaron la historia; el trabajo sigue. La Constitución de Pinochet no acabó el 25 sino con la revuelta de octubre. Ahí comenzamos a levantarnos y articularnos para este otro momento”.

Reconocerse como parte de la historia de un país dividido y de una larga violación de derechos y miles de víctimas, las llevó a proponer la consigna: “¡Aprobamos! saltamos los torniquetes”, recordando a las jóvenes de secundaria que saltaron las barreras del Metro en Santiago desencadenando un movimiento social que jaqueó partidos, élites y gobierno, que no entendieron la nueva ola feminista y popular que saltó los torniquetes del sistema para siempre.

El domingo miles de ellas salieron a votar con la emoción en su piel, aferradas al lápiz y al papel, pues muchas por vez primera votaban un plebiscito, con la convicción de estar cambiando su historia y la del país en colectivo. Iban acompañadas de lideresas históricas que ven renovación y creatividad en el nuevo movimiento femenino para sumar más páginas a las que ellas legaron a la lucha por tierra, agua, trabajo, seguridad social, participación política, decisión sobre sus cuerpos y derecho a una vida libre de violencias.

Las barreras siguen ahí: el sistema logró negar escaños a los pueblos originarios y poner de requisito para postularse e inscribirse en los partidos. Es el pataleo de la estructura tradicional que quiere seguir controlando al país. Por eso su llamado colectivo es a no soltar la calle y hacer presión en los espacios de decisión, porque así se puede lograr que la nueva Constitución de Chile sea escrita por hombres y mujeres, en partes iguales.

Ellas saltaron los torniquetes y ahora viene un trabajo arduo para hacer realidad la paridad. Para eso visualizan una Asamblea Constituyente Plurinacional Feminista, que responda a todas las preocupaciones del pueblo y los derechos de todas las mujeres. (O)

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