Esteban Ron
Analista Político. Máster en Democracia y Buen Gobierno (Universidad de Salamanca); Magíster en Comunicación Estratégica (Universidad Andina Simón Bolívar); MBA (Universidad Internacional Del Ecuador).
Las dispersión electoral que tendrá nuestro país para las elecciones 2021, es el reflejo de una falla estructural de un sistema político-democrático cuyos componentes van caducando uno a uno con cada elección; en este sentido cada proceso electoral presenta fallas estructurales cuyas consecuencias son visibles poco a poco, y es muy complejo determinar una responsabilidad o solución, ya que al ser componentes vinculados a la sociedad pueden resultar imprevisibles; sin embargo aquí algunas alternativas al problema planteado.
La sensibilidad generacional en el Ecuador es un problema que ha generado especial atención por parte de los analistas políticos, pero se ha constituido una preocupación social cuando nos hacemos la pregunta de: por qué no existe involucramiento de la juventud o cambiando la semántica, por qué acudimos a las antiguas generaciones para repetir candidaturas.
La dinámica social, y más en tiempo de pandemia y post pandemia ha hecho que exista una arremetida de muchos procesos a la virtualidad, la digitalización y el uso de las nuevas tecnologías de la información y la comunicación, un proceso que está en nuestro día a día y que cambia radicalmente los problemas sociales que deben ser atendidos por los gobernantes a través de la generación de nuevas y complejas políticas públicas.
La pregunta salta de primera mano y nos evoca a la necesidad de gobernantes que estén en pleno conocimiento de esta nueva dinámica social y cuyas exigencias aumentan en la preparación que deben demostrar pero más que nada en la ejecución de su gobernanza.
Una dinámica con un fenómeno recurrente, donde socialmente en las nuevas generaciones prima el individualismo estratégico para la generación de réditos propios; dejando de lado el interés de lo público, lo estatal y el servicio público por un espacio de reconocimiento y auto reconocimiento (vanagloria) de sus logros en la vida privada exponencialmente magnificados a través de redes sociales. A lo que se suma la defraudación producida por quienes llegaron a estratos políticos de decisión y no ejecutaron sus ideales de cambio y se sumaron a la corriente de la vieja política. (o).
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