Los alumnos de estas instituciones han regresado a las aulas con medidas de bioseguridad como el uso de mascarilla y el distanciamiento social.
El colegio Pachamama, ubicado en el valle de Tumbaco, es uno de los tres establecimientos que en Quito ya desarrollan sus actividades de forma presencial y con estrictas medidas de bioseguridad.
En este instituto 120 alumnos desde inicial hasta bachillerato, previo el consentimiento de sus padres, acuden diariamente provistos de mascarilla y con el debido distanciamiento físico, reciben las clases presenciales y al mismo tiempo observan en la pizarra la conexión que hacen los docentes con los estudiantes que aún permanecen en sus domicilios.
En cada aula hay un máximo de 8 alumnos, Tamia Córdova, es una de ellas. Está en bachillerato y con espontaneidad confiesa que se encontraba cansada de las clases virtuales.
“No hay nada que iguale a las clases presenciales aunque ahora tengamos que observar otras medidas como el distanciamiento y la mascarilla”.
El director administrativo, Dominik Gorris, enfatiza que es una decisión familiar el regreso del estudiante a las aulas y para ello se debe firmar un documento.
Los otros establecimientos que ya reciben alumnos como plan piloto autorizado por el Comité de Operaciones de Emergencia (COE) es el SEK de los Valles y el de Quito.
