Paúl Freire
Practico fútbol. Crossfit y todo tipo de deporte que no sea de gran inversión. Soy zurdo hasta para silbar y con la experiencia necesaria para decir lo que pienso y defender lo que creo. También tengo título pero quiero que me tomen en cuenta por lo que sé más que por los cuadros que tengo en mi pared.
Llama la atención que últimamente, frases que son habituales como: “regale para un pan”, “ayude con una monedita”, “no todos a la vez” y hasta el famoso “ahora no joven”, tomen protagonismo y marquen el grado de importancia que le damos a lo necesario para unos y nada vital para otros.
¿A qué me refiero? Nada más y nada menos a diferenciar lo urgente de lo necesario. Palabras que muchas veces no queremos entender pues las prioridades personales son más importantes que lo que le sucede o necesita el otro.
Estamos en un momento de nuestras vidas en el que, “justificados” por la presencia de una pandemia, todo está permitido -robar a expensas del trabajo del otro-, disculpado -priorizar los intereses de pocos-, justificado -con errores de buena fe- y olvidado -solo nos acordamos de las fallas de uno y no de todos-, lo que en lo personal me preocupa ¿a ustedes no?
Tomamos este 2021 como un año distinto y lleno de oportunidades. Si bien faltan diez meses para que concluya, más de uno quiere que ya termine. No sé a qué momento la esperanza de un futuro mejor empezó a extinguirse, ni a qué rato el sentirse seguro se volvió una utopía y lo que es peor, sentir que vives en un país que hace rato se volvió extraño.
No cabe duda que si seguimos por este camino las frases con las que empecé este pequeño artículo se convertirán en: “Regale una vacuna” mientras las camas de los hospitales siguen abarrotadas. “Ayude con un turnito” con la necesidad de realizarte una prueba para determinar si eres o no positivo para covid-19. “Hay solo una vacante” mientras miles de personas se disputan un puesto de “todólogo” con una remuneración no llega al salario básico unificado. Llama la atención la pasividad de muchos y el quemeimportismo de otros tantos ante una crisis que está por desbordarse o mejor dicho ya se desbordó.
Estoy seguro de que todos los que vivimos en este mi Ecuador del alma, deseamos un país lleno de oportunidades. No sé ustedes, pero yo quiero soluciones y NO un: “ahora no joven” estoy ocupado, estoy viendo la televisión.