La familia Juliana Campoverde tendrá que esperar una nueva notificación de las entidades encargadas en la localización del cuerpo de la joven, desaparecida en 2012.
La mañana de ayer, miércoles 26 de mayo de 2021, se llevó a cabo la tercera jornada de la búsqueda del cuerpo de Juliana. Las labores se cumplieron en la quebrada de Bellavista, en el norte de Quito.
En esta ocasión Elizabeth Rodríguez, madre de Juliana, acompañó al equipo de búsqueda conformado por personal del Grupo de Operaciones Especiales (GOE) y 30 trabajadores de la Empresa Pública Metropolitana de Aseo de Quito (Emaseo).
Durante una hora, Rodríguez descendió junto al sargento Juan Carlos Alquinga (GOE), por una pendiente hasta llegar a la antigua vía a Cumbaya.
En estas labores también colaboran la Fundación Regional de Asesoría en Derechos Humanos (Inredh), la Fiscalía, la Policía Nacional, a través de la Dirección Nacional de Investigación de Delitos Contra la Vida, Muertes Violentas, Desapariciones, Secuestro y Extorsión (Dinased).
La diligencia se cumplió entre las 09:00 y 13:00, tiempo en el cual, personal de Emaseo se ubicó en diferentes puntos a lo largo de la quebrada para realizar la remoción de la maleza con machetes.
Sin embargo, los efectivos encargados de las labores reconocieron que no hubo importantes resultados.
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Entre los puntos principales se analizó el crecimiento excesivo de la maleza por lo que se requerirá más personal que colabore con la labor de limpieza, además, dialogaron sobre la presencia de canales de agua cercanos al camino que se intervino durante la mañana.
El camino estaba húmedo y resbaloso, la pendiente era muy pronunciada, además, a pocos metros existía una construcción de aguas servidas que llegan hasta el río Machángara, comentó Andrés Trujillo de Emaseo.
Pamela Chiriboga, asesora jurídica de Inredh, reiteró que se mantienen atentos para que esta búsqueda se realice en condiciones óptimas con personal calificado.
El pastor fue responsable, pero se acogió al silencio
Juliana Campoverde desapareció el 7 de julio de 2012, en el sur de Quito, cuando iba camino a su trabajo. Tras las investigaciones, se determinó que Jonathan Carrillo, pastor evangélico de la Iglesia Oasis de Esperanza donde asistía Juliana, fue el responsable de la desaparición de la joven.
En sus declaraciones, el líder religioso señaló que arrojó el cuerpo de Juliana en la quebrada de Bellavista.
En una primera jornada de búsquedas, se encontraron restos humanos que no correspondieron a Juliana; días después se dio por terminada la búsqueda y el guía religioso dejó de colaborar acogiéndose al derecho del silencio.
El 17 de julio, Carrillo fue condenado por el Tribunal de Garantías Penales de Pichincha, a 25 años de prisión por el delito de secuestro extorsivo con muerte.
El Tribunal dispuso que se retome la búsqueda de los restos. Sobre este punto, Rodríguez cuestionó que no haya resultados en estos trabajos.
«Es indignante que el Estado ecuatoriano no tenga personal capacitado en búsqueda de personas desaparecidas», expresó Rodríguez en su mural de Facebook.
La madre criticó que en todo este tiempo solo hay una persona sentenciada y está convencida de que hay cómplices en este caso.
«No es posible que el Estado ecuatoriano aún no me de una respuesta digna, mi hija Juliana continúa desaparecida y apenas existe un sentenciado que por su cobardía y crueldad se acogió al derecho al silencio, por encubrir a toda su familia y a todos los cómplices y encubridores». (I)
