Quito fue la sede del Congreso C2: Cemento & Concreto Verde 2050, el evento más importante de la industria regional, que se llevó a cabo del 26 al 29 de mayo. Esta reunión congregó a expertos, autoridades y organismos internacionales con el fin de avanzar hacia una economía baja en carbono para el año 2050. La industria cementera y del concreto reafirmó su compromiso con la agenda climática nacional, subrayando el valor de estos materiales en la adaptación y el desarrollo sostenible.
La industria asumió un rol clave en la descarbonización mediante la innovación, el empleo de combustibles alternativos, la economía circular, la restauración de ecosistemas y soluciones basadas en la naturaleza. En América Latina, estos materiales resultaron ser fundamentales para cerrar brechas de infraestructura y adaptarse al cambio climático.
Ecuador ya contaba con una Hoja de Ruta para descarbonizar su industria cementera al 2050. Actualmente, el sector representaba menos del 7% de las emisiones nacionales y buscaba alcanzar metas como el uso de un 50% de combustibles alternativos.
Con un consumo regional que rondaba los 200 millones de toneladas anuales, el cemento y el concreto fueron materiales esenciales para la infraestructura moderna. Su uso fue clave para el desarrollo humano, desde construcciones históricas como el Panteón Romano hasta edificaciones actuales que garantizaban espacios duraderos, seguros y sostenibles.
En América Latina y el Caribe, estos materiales no solo impulsaron el crecimiento económico, sino que resultaron esenciales para la adaptación a los impactos del cambio climático, la circularidad y la asequibilidad. El cemento y el concreto fueron pilares para cerrar brechas de infraestructura y vivienda en economías emergentes, además de aportar soluciones concretas para alcanzar los compromisos climáticos establecidos en el Acuerdo de París.
Frente a este panorama, la Federación Interamericana del Cemento (FICEM), junto con el Instituto Ecuatoriano del Cemento y del Hormigón (INECYC) y las empresas del sector, presentaron en 2024 la “Hoja de Ruta Ecuador – FICEM: Hacia una economía baja en carbono”. Esta iniciativa estableció metas concretas de descarbonización para el año 2050 a nivel mundial, con el objetivo prioritario de lograr, hasta 2030, que cada tonelada de cemento no tuviera emisiones de CO₂ mayores a los 520 kg.
Con una representatividad superior al 80%, FICEM lideró en la región la implementación de la agenda de sostenibilidad del sector cementero. Apoyó a la industria en cada país en el diseño de hojas de ruta para la descarbonización, la adopción de herramientas de gestión y el acceso a la innovación y al conocimiento más actualizado.
La estrategia regional de descarbonización contempló 13 palancas técnicas, organizadas en cinco ejes temáticos, que incluyeron medidas para mejorar la eficiencia en la producción y el uso del cemento, así como el incremento en el uso de materias primas y combustibles alternativos, entre otras iniciativas clave.
El Swissôtel Quito fue el escenario donde expertos internacionales, representantes de organismos multilaterales, académicos y líderes del sector se dieron cita para abordar metas comunes, analizar tendencias globales y discutir los principales desafíos y oportunidades que enfrentaba la industria en su transición hacia un futuro más sostenible, resiliente y bajo en carbono. El acto inaugural contó con la participación del Ministro de Transporte y Obras Públicas, Roberto Luque, el Ministro de Vivienda Humberto Plaza, así como de destacadas autoridades nacionales e internacionales vinculadas al desarrollo sostenible, la industria y cambio climático.
En representación de la industria local estuvieron presentes el señor José Antonio Correa, gerente general de UNACEM Ecuador, y el señor Roberto Foulkes, gerente general de UCEM. Asimismo, participó la señora María José García, directora ejecutiva de la Federación Interamericana del Cemento (FICEM), en representación del gremio regional.
Durante el Congreso se desarrollaron conferencias magistrales y paneles temáticos, módulos académicos y técnicos, presentaciones de casos de éxito y avances en innovación, y espacios de diálogo para alinear esfuerzos regionales hacia una industria más resiliente y baja en carbono. Este encuentro regional fue clave para fortalecer alianzas, debatir políticas públicas y presentar soluciones concretas frente a la acción climática. Además, sentó un precedente sobre el rol de la industria cementera como actor estratégico para lograr ciudades más sostenibles y preparadas para el futuro. (I)
