La Universitat Carlemany, universidad online internacional, tiene sus ojos puestos en las afectaciones que en ocasiones genera la sobreexposición en las redes sociales. Y es que, plataformas como Instagram, tienen cada vez más usuarios que pasan más tiempo publicando y consumiendo contenido con unas afectaciones, si bien todavía inciertas, asociadas a la depresión y a afectaciones de la propia estima y valoración.
Según We Are Social y Hootsuite, en la última actualización del Digital 2021 Global Overview Report, en Ecuador, Instagram alcanza a 5,10 millones de ecuatorianos a través de anuncios publicitarios, lo que representa un 37,7% de la población, mayor de 13 años, activa en redes sociales, asimismo, el uso de esta red experimentó un crecimiento anual de 2% en el país, siendo las mujeres el mayor público de la aplicación con un 53,8%, seguido del 46,2% de hombres.
Por lo anterior, sin duda es un espacio donde muchos disfrutan compartir los mejores momentos de sus vidas, sin embargo, existe una preocupación sobre las afectaciones psicológicas que conlleva subir fotos a Instagram.
Tengamos en cuenta que esta red social basa sus contenidos en lo visual, y que los usos de esta red son múltiples, por lo que resulta fundamental proteger la intimidad al subir fotos en Instagram, para poder compartir sin miedos y disfrutar de los contenidos que otras personas publican.
En algunas ocasiones las redes pueden favorecer o potenciar problemas de salud mental en quienes las consumen. Las afectaciones pueden variar dependiendo del estado previo de la persona que esté haciendo uso de la aplicación, el objetivo de la interacción y la manera en que gestione el feedback al mismo.
En otras palabras, la edad y madurez, junto a otros factores, determinarán el modo en que la persona reciba, interprete y valore los comentarios u otro tipo de interacción que pueden realizarse en la red, pues es claro que estamos en una exposición o sobreexposición que puede traer consecuencias.
¿Cómo proteger nuestra imagen al compartir fotos en Instagram?
Casi todas las plataformas, incluida Instagram, permiten establecer diferentes niveles de privacidad. Incluso, es posible seleccionar qué personas pueden ver ciertas publicaciones, excluyendo si se quiere a personas que nos siguen o a las que seguimos. Así mismo, es posible bloquear a otras personas usuarias y denunciar conductas inadecuadas si se da el caso.
Hay otras funciones y ajustes en la configuración de dichas aplicaciones que permiten un control riguroso de lo que mostramos y a quién. Así como profesionales trabajando tras las pantallas, para asegurarse de que los contenidos que circulan cumplen las normativas de las plataformas.
Es preciso tener en cuenta que este tipo de recurso no puede ser empleado por menores de edad, y que si se detecta este tipo de perfil puede denunciarse. Así, las redes sociales han avanzado mucho en lo relativo a protección de datos y privacidad, proporcionando entornos mucho más seguros que en sus inicios.
¿Cómo solucionar la baja autoestima por culpa de internet?
Si bien la baja autoestima posiblemente tenga sus causas fuera de la red, sí es cierto que la exposición y el feedback descontrolado pueden agravar o empeorar los sentimientos respecto a la propia estima o valoración. En ocasiones, se pueden despertar sentimientos de infravaloración o de índole depresiva. Por este motivo, conviene estar atentos de aquellas personas que conocemos que pueden tener ese tipo problemática.
El uso responsable de las redes sociales haciendo un consumo consciente y responsable es importante, en muchas ocasiones los adolescentes y menores de edad se consideran más vulnerables en cuanto al impacto que los factores externos pueden ocasionar en su salud mental, por lo que, si no es posible hacer un uso adecuado, lo recomendable es dejar de exponerse en redes y recuperar la autoestima. Para ello puede ser conveniente contar con ayuda psicológica, para poder establecer pautas y tener las herramientas que posibiliten el autocuidado y control en el uso.
La psicología en el mundo y generación digital
La psicología, tiene que ver con el estudio del comportamiento, para lo cual debe conocer en profundidad el contexto actual, dentro y fuera de las plataformas, por lo tanto, el estudio de la dependencia hacia las redes sociales también ocupa un lugar predominante en esta disciplina, junto al de otras adicciones.
Sabemos que la tendencia en los últimos años es que cada vez más personas hacen uso de redes sociales y plataformas digitales, y cada vez invierten más tiempo en ellas. Es así que en el primer trimestre del año 2022 el número de personas usuarias de redes sociales, en el ámbito mundial, fue de más de 4.600 millones. Sin embargo, hay diferencias de consumo en función de variables como la edad, sexo y ubicación, y aun así el aumento y crecimiento es general.
Es evidente que en la sociedad actual las plataformas digitales se han vuelto parte importante de nuestras rutinas diarias, y hace falta que la psicología tome su consumo como parte de su evaluación. Al mismo tiempo, deben abordarse este tipo de cuestiones desde la moderación y el sentido común siempre que sea posible.
Sí, tenemos que vigilar el uso que hacen las personas vulnerables de nuestro entorno, protegerlas de contenidos que les lastimen y buscar ayuda profesional si pensamos que el consumo no es adecuado y está dañando su salud mental. Aunque todo ello, sin privarles de la libertad que como personas adultas tienen. En caso de ser menores de edad, hay que informar a quienes ejercen su tutela. (I)