Andrés Albuja Batallas
Analista Internacional, ex Asesor Junta Monetaria Financiera EC, Foro Económico EC, PhD(c) Administración, Economía & Finanzas. Maastricht U. (Holanda), U. of Salford (Inglaterra).
Era el “Día de Reyes” de 2021: coincidió con el “Asalto al Capitolio” (con un saldo de 4 muertos, 14 policías heridos y medio centenar de detenidos) en Washington D.C., que hacía lucir de manera atónita ante el mundo como “Banana Republic” al ícono de la capital de Estados Unidos de América, provocada por unos seguidores del “Rey Trump” autodenominados “Movimiento QAnon” previo a la certificación de la victoria de Biden como Presidente por parte del Congreso.
El fanatismo de las masas y el egocentrismo de los gobernantes ha sido muy peligroso en la historia: Hitler, Trump, Lenin, Stalin, Mussolini, Napoleón, Franco, Allende, Pinochet, Bolsonaro, Castro, Chávez, Maduro, Correa, Los Kirchner, Fujimori, Ortega, Lula, Morales y una lista más amplia de personajes. Más allá de derechas o izquierdas, ¿factor común? Pueblos manipulables y gobernantes extremistas con adicción al poder.
El mundo estuvo en jaque por un psicópata que arrastró masas en la Alemania nazi de la época y generó la Segunda Guerra Mundial. La psiquis colectiva es muy vulnerable a estos psicópatas. La humanidad no debe olvidar las graves secuelas de los fanatismos: para que existan holocaustos causados por dictadores sin escrúpulos y sanguinarios, también existen pueblos que los respaldaron en su ascenso y concentración de poder.
Los 5 dictadores más sanguinarios del siglo XX (país de procedencia, años y número de víctimas mortales):
Mao Zedong (China, 1943 – 1976), 78 millones
Josef Stalin (URSS, 1922 – 1953), 23 millones
Adolf Hitler (Alemania, 1934 – 1945), 17 millones
Leopold II (Bélgica, 1865 – 1909), 15 millones
Hideki Tojo (Japón, 1941 – 1944), 5 millones
Para perfiles genocidas, los crímenes de lesa humanidad son una herramienta válida y no dudan en manipular al pueblo para moverlo a su conveniencia como ficha de ajedrez para sus fines y alimentar su adicción al poder. Esto es conocido como “Síndrome de Hubris”, que proviene del griego “hybris”; que significa desmesura, en alusión a las acciones crueles que los poderosos griegos cometían por: placer, prepotencia, egocentrismo, ausencia de compasión, falta de empatía e irracionalidad. La humanidad debe filtrar esos perfiles para no entregarles poder.
Estados Unidos tiene la oportunidad histórica de aplicar la Enmienda 25 e imponer la destitución como acción ejemplar de castigo a Trump por el daño causado a la democracia, aunque le queden pocos días de gobierno. Trump, en sus campañas decía “Make America Great Again” (“Haz a América Grande Nuevamente”); pero en realidad fue “Make America Great Pain” (“Haz a América un Gran Dolor”) por las heridas que deja de xenofobia, intolerancia y extremismo. Biden tendrá un trabajo duro para sanar y construir.