sábado, abril 20, 2024
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Día de las escritoras

Yana

Yana Lucila Lema

Comunicadora social, videasta, traductora, gestora cultural, poeta y narradora kichwa Otavalo. Ha colaborado con organizaciones indígenas como la Conaie, la Ecuarunari y Confeniae.

En el mundo prehispánico el rol de la mujer en los territorios que hoy ocupan los países andinos, era tan importante como el de los hombres, así lo relata la otra historia. Hablo no solo de su rol en el ayllu (familia), más allá de eso tenía una  participación política activa, a más de su poder simbólico, muchas eran “mujeres gobernantes”.

En la cultura quechua/kichwa, en su cosmovisión no hay separación encontrada entre lo femenino y lo masculino. Según el pensamiento de la complementariedad entre diferentes, el valor fundamental era el de seres humanos, runakuna. Así las dioses más importantes del mundo kichwa son mujeres, la pachamama, la madre tierra, madre mundo, la energía femenina; killamama, la madre luna; yakumama, la madre agua, etc.

Con la llegada de los españoles y su religión; el nuevo pensamiento fue consecutivamente de subordinación de lo femenino bajo lo masculino, y la mujer fue representada como “el pecado original”, de ahí para acá ha cambiado la visión y la relación entre los diferentes unos “dependientes” de otros considerados “superiores”.

Todo esto para recordar que no siempre las tareas o actividades relacionadas a la mujer fueron invisiviblizadas o desconocidas, aunque ahora la mujer indígena también tenga que luchar por sus derechos, lo hace con base en estas mismas cosmovisiones, que en muchos momentos y ámbitos han sido olvidados, incluso, por sus mismos pueblos. Aun así, su liderazgo y lucha no ha podido ser negado.  

“Las mujeres indígenas somos triplemente discriminadas, por ser mujeres, por ser pobres y por ser indígenas”, se ha demandado.

Y si hablamos del ámbito artístico literario es igual, muchas mujeres históricamente han tenido que escribir anónimamente para no ser castigadas. Muchas han sido ignoradas por considerar que la escritura no es una labor de su competencia y capacidades; aún ahora, en nuestro contexto, la mujer debe ganar premios internacionales para ser reconocida. Y muchas más, al hablar de las mujeres indígenas en la literatura, hemos sido discriminadas en público al no querer ser llamadas escritoras, frente a otras mujeres a las que no se les ha cuestionado su capacidad creativa o intelectual.

El camino es más complejo cuando tu lugar de enunciación es “subalterno”, y además tu lengua es considerada un idioma “menor”, esto más allá de sonar a queja es la realidad de nuestro país.

Personalmente, no sabía de la existencia del  Día de las escritoras, que se conmemora desde 2016, en el mes de octubre. El mismo fue creado en España por iniciativa de la Federación Española de Mujeres Directivas, Ejecutivas, Profesionales y Empresarias (FEDEPE), la Biblioteca Nacional de España, conjuntamente con otras entidades de ese país, pero que ha sido acogido por otros países. En Ecuador, solo se escucharon algunas menciones en las redes sociales. El objetivo señalan es reivindicar la labor y el legado dejado por las mujeres escritoras.

Tiempo interesante, ya que el legado de las mujeres para la literatura ecuatoriana es muy representativo actualmente. Muchas jóvenes autoras sean poetas, narradoras y ensayistas, etc., se han visibilizado, están haciendo escuchar su voz, están siendo leídas.

Además, debo comentar con esperanza sobre la presencia mayoritaria de poetas kichwa mujeres en el ámbito de la literatura escrita en lenguas no latinas, esto es alentador si sabemos que: nuestra humanidad, nuestra palabra, nuestros territorios, pensamientos y memoria han sido cuestionados.

De eso también hablamos y seguiremos hablando porque sin la sensibilidad de la mujer, de lo femenino, sin la voz de las otras mujeres, e incluso de la naturaleza y sus seres sagrados la literatura nunca podrá ser ni ecuatoriana, ni universal. (O)

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