Verónica Herrera
Ingeniera en Gestión Turística y Medio Ambiente. Máster en Intervención Social en las Sociedades del Conocimiento. Especialista en Turismo.
Cuando un estudiante inicia sus estudios en Turismo la respuesta más común a la pregunta ¿Por qué decidiste estudiar esta carrera? es “Quiero ser guía”. Ser guía de turismo es una de las profesiones más gratificantes que existe, te conviertes en el embajador del país frente a un grupo de turistas, eres el creador de la experiencia de viaje.
En estos últimos meses he visto como muchos colegas guías han buscado generar ingresos creando pequeños emprendimientos, venden pizzas, granola, galletas, pasteles, flores, harinas, chocolates y sinnúmero de artículos más; y este es el resultado de la inacción del Estado frente al sector turístico que se sintió mucho más profundo en los guías de turismo.
Para poner en contexto, los guías de turismo son más o menos unos 3.500 en todo el país y, según cifras de la Corporación de Guías del Ecuador, el 95% no se encuentra en relación de dependencia con ninguna empresa, por lo tanto, ellos dependen exclusivamente de los grupos de turistas que llegan al país y de las agencias de viajes que los contratan para prestar sus servicios.
Y ahí radica el problema, no están reconocidos en la Ley de Turismo como parte de la actividad turística y el Reglamento de Guianza Turística les exige ejercer la prestación del servicio a través de una agencia de servicios turísticos, así que, están desamparados del Ministerio de Turismo y de Ministerio de Relaciones Laborales.
Y tal vez la solución inicial era muy simple, Colombia vía decreto del Ministerio de Comercio, Industria y Turismo (MINCIT) asignó recursos, que provienen del impuesto con destino al turismo; similar al ecodelta de Ecuador, para que los guías de turismo y sus familias cuenten con lo básico para subsistir durante la crisis. Es una ayuda durante tres meses que contribuye a reducir la incertidumbre que la falta de un ingreso fijo puede causar en el entorno familiar.
Y así, la simple voluntad política de entender que los guías de turismo son uno de los eslabones más importantes, y a la vez el más débil, de la cadena de valor del turismo hace que se puedan encontrar soluciones efectivas y oportunas frente a la crisis del covid-19. Esa voluntad política que en el Ecuador nos hace falta, pero eso sí para la corrupción nos sobra. (O)