Por Pablo Salgado (Colaborador de Periodismo Público)
A propósito de los TURBANTES que lucieron en sus competencias las medallistas Neisi Dajomes y Tamara Salazar, vale la pena aclarar su significado y lo importante que es este atuendo para las mujeres del pueblo afrodescendiente.
El turbante va más allá de ser un pañuelo de tela usado en la cabeza; es protección, sabiduría, respeto, orgullo e identidad. Este accesorio evoca historia, cultura, y orgullo ancestral; lucha y liberación. El turbante es la fuerza y la belleza que el pueblo afrodescendiente comparte con el mundo.
Los turbantes son un emblema para las mujeres; un símbolo de su fuerza. La fortaleza de la mujer afro, que es trabajadora y cuidadora. Históricamente se cuenta que en tiempos de las esclavitud se usaba para esconder semillas y monedas para la supervivencia. Muchos de los peinados afro contenían rutas de escape hacia los palenques en sus texturas, diseños y tejidos.
Cada turbante tiene una forma distinta de anudar y colocarlo en la cabeza. Hace un par de años, la gran Rosita Mosquera me contaba el significado de cada forma de anudar:
“Los nudos del turbante son como una corona, significan jerarquía y saber. Cuando el nudo está a medio lado, se sincroniza con la ubicación del sol y cuando el turbante tiene tres vueltas es una conmemoración a la madre, el padre y los hijos», señaló.
Esta prenda que con pundonor llevan por generaciones las mujeres negras, ha documentado la lucha, la resistencia y la libertad de los pueblos afro.
Hoy, con sus victorias en los Juegos de Tokio, se ha confirmado que los valores que contienen los turbantes, y las medallistas preservan, son un gran ejemplo para todos.