Alcaldía de New York invierte $4.600 millones para atender a migrantes en el hotel Roosevelt

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En los exteriores del hotel se instalaron carpas y señalética para evitar la congestión de migrantes. Foto: Gabriela Castillo / PERIODISMO PÚBLICO
El Hotel Roosevelt se adaptó como refugio para migrantes. Los beneficiarios deben cumplir normas para garantizar su estadía. El 19% de desplazados viene de Ecuador, informó la alcaldía de esa ciudad.
Esta es la cuarta entrega de la serie «Ecuatorianos en la Frontera», a cargo de PERIODISMO PÚBLICO, con el apoyo de la Universidad San Francisco y la Embajada de Estados Unidos.

Nadie hubiera imaginado que las elegantes instalaciones del Hotel Roosevelt se convertirían en un espacio que acoge a migrantes de más de 120 nacionalidades. Pero así es desde hace más de un año.

El elegante establecimiento fue declarado en banca rota, luego de la crisis económica y de vivienda que dejó la pandemia por la covid. Fue así que, en mayo de 2023, la alcaldía de New York tomó las instalaciones para adaptarlas como un nuevo albergue.

La medida se cumplió debido al incremento de personas que arribaron a la ciudad en calidad de migrantes y de refugiados.

En un recorrido realizado por PERIODISMO PÚBLICO, se constató que las instalaciones fueron adaptadas para recibir a entre 1.000 y 1.200 personas cada mes.

El resort, ubicado en el corazón de Manhattan (en la calle 45, entre la Quinta Avenida y Avenida Madison) a pocos metros de Times Square, presenta un estilo arquitectónico de principios del siglo XX, con detalles neoclásicos. La fachada del edificio es de ladrillo y piedra caliza.

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El lobby, los salones de actos, centros de negocios, servicios de conserjería y demás instalaciones -que antes eran destinadas para programas y eventos privados- ahora se emplean para recibir a los extranjeros que no tienen dónde dormir.

El refugio fue administrado entre el Departamento de Servicios para el Hogar de la Ciudad de Nueva York y varias organizaciones sin fines de lucro, especializadas en la gestión de refugios y servicios para personas sin hogar.

Los ciudadanos tienen que cumplir con ciertos protocolos, antes de ser beneficiarios de la asistencia social: acomodación temporal, hospedaje y servicios de apoyo. La Alcaldía de New York invirtió $ 4.600 millones para atender esta crisis migratoria. 

Una de las áreas de registro en el hotel Roosevelt (New York). Foto: Gabriela Castillo / PERIODISMO PÚBLICO

Al ingreso, el migrante debe registrar sus datos (nombre, edad, fecha de nacimiento, nacionalidad, fecha de arribo, etc.), luego, el personal lo remite a un área de triage donde le toman sus signos vitales. Dependiendo del caso, le ofrecen asistencia médica y/o psicológica. La atención es prioritaria, en caso de menores de edad, mujeres embarazadas y personas en condición de vulnerabilidad.

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En el segundo piso, se encuentra un área de descanso. En este nivel se colocaron cientos catres (similares a los que emplean los militares), alrededor de las camas también se adecuaron cunas para bebés, con implementos como cobijas y pañales.

Según el Departamento de Servicios para el Hogar de la Ciudad de Nueva York, en enero de 2024 había alrededor de 78.000 personas sin hogar en la ciudad.

La situación de migrantes también es densa. El organismo Migrantes sin hogar presentó el Informe «NYC Homeless Outreach» de la Coalición para los Sin Techo de Nueva York (NYC Coalition for the Homeless). Según el informe, en lo que va de  2024, de las 78.000 personas sin hogar, alrededor de 20.000 ciudadanos son migrantes.

El Ministerio de Relaciones Exteriores informó que, en 2020, la población registrada en Estados Unidos fue de 924.295 personas, pero en 2023, la cifra se incrementó a 1’167.407 (ver cuadro).

Manuel Castro, Comisionado de Migración, estimó que, en los últimos dos años, el albergue recibió a 300.000 migrantes. La autoridad reconoció que en los registros de beneficiarios existe un gran número de ecuatorianos. En promedio, dijo, 65.000 compatriotas están en los albergues.

Según estimaciones del Ayuntamiento de la ciudad, más del 70% de los migrantes que han pasado por estos centros de ayuda provienen de América Latina. La mayor población es de Venezuela (41%), Ecuador (17%) y Colombia (9%).

Los ecuatorianos en incertidumbre

La permanencia en los refugios es rigurosa. Los ciudadanos tienen que cumplir normas. Andrea Ledesma, asesora Legal de 1800-Migrante, reconoció que se han conocido de varios problemas en la estadía de los refugios. Indicó que los compatriotas no cumplen con las reglas de los establecimientos. «Se olvidan de que no están en Ecuador y que aquí tienen que cumplir normas», reiteró.

Una de las normas que más se incumple es no trabajar durante el período de refugio. Las autoridades locales exigen a los desplazados solucionar su problema migratorio, antes de buscar trabajo.

Ese es un requisito que lo incumple Angelita Villalba, pidió ocultar su nombre, por temor a ser identificada y ser expulsada del albergue.

La ciudadana, oriunda de Los Bancos (Pichincha), fue acogida en el albergue del hotel Roosevelt, pero le informaron que mientras se encuentre en el sitio de acogida no puede trabajar hasta que se solucione su situación legal.

La señora de 46 años no les hizo caso. Salió a vender refrescos a pocos metros del hotel, ocultándose de los controles de la Policía. «No puedo esperar a que todo me lo den. Tengo que trabajar; hay una deuda que tengo que pagar en el banco», reiteró.

La mujer agradeció la ayuda que recibe, pero -explicó- si no consigue dinero, no puede pagar los trámites para su ciudadanía. «Si no trabajo, no tengo plata para un abogado, sin un abogado no me dan los papeles ¿Qué puedo hacer entonces?», expresó.

Angelita no es la única de su familia que vive este limbo. «Jaime», su hermano mayor, vive en la ciudad desde hace un año y medio, tiempo en el que se ha instalado en tres refugios, mientras trata de tramitar su solicitud de asilo y permiso de trabajo; en ninguno de los dos casos ha prosperado. «Los trámites son difíciles», reiteró.

Los albergues con estrictas reglas

Área para registrar los datos de los beneficiarios. Foto: Cortesía

El hotel Roosevelt no es el único refugio de amplias extensiones que acoge a los migrantes. En el parque Randall’s Island se encuentra el Centro de Ayuda y Respuesta a Emergencias Humanitarias (Humanitarian Emergency Response and Relief Center -Hercc-). Se trata de otro albergue, cuya estructura se forma de cinco carpas (dos grandes, una mediana y una pequeña), instaladas en el área de las canchas de fútbol.

La superficie del parque es de 2,2 kilómetros cuadrados; el centro ocupa 22.000 metros cuadrados. La instalación atiende a alrededor de 3.000 solicitantes de asilo, informaron administradores del Refugio.

Las carpas en donde se instalan los migrantes. Fotos: Cortesía

El centro ofrece alojamiento hasta por 30 días, tiempo en el cual se ofrece tres raciones diarias en un comedor de 465 metros cuadrados.

Para ello, los beneficiarios deben cumplir condiciones que garanticen su permanencia, explicó el personal administrativo. Por ejemplo, existe toque de queda desde las 23:00 hasta las 06:00.

Los usuarios no deben portar objetos como armas blancas o de fuego, para prevenirlo, deben pasar por detectores de metales. Asimismo, no puede portar artículos de cocina (cuchillos, tenedores, etc.), tampoco pueden recibir visitas ni fumar o consumir sustancias psicotrópicas.

Al igual que en el refugio del hotel Roosevelt, los desplazados tienen que ingresar pasando por un protocolo de registro, chequeo médico y asistencia psicológica, priorizando a los menores de edad.

Dentro de las tiendas, el espacio está dividido en cientos de módulos donde las familias duermen en catres. Los baños y las duchas se encuentran en módulos cerca del área de dormitorios.

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En este punto también existe una elevada concentración de compatriotas. «Rosario Guerra» (34 años) llegó a su segundo refugio. El primero fue en Brooklyn. La mujer salió de Durán escapando de las amenazas de muerte, por negarse a pagar vacunas, de un negocio de implementos médicos.

Rosario reconoció que no es correcto ir «de refugio en refugio», pero no mira otra alternativa, ya que «el alquiler de un cuartito es muy caro», dijo. (I)