Por Diego Albán
Los sudamericanos tenemos una deuda histórica entre todos, somos hermanos desconocidos en el mismo barrio, con problemas y sueños similares. La gastronomía es otro espacio donde descubrirnos y mirarnos al espejo.
Estos días la cocina me ha brindado una nueva oportunidad, inicié un recorrido por Chile donde en esta semana se celebra el noveno “Festival Internacional Cocinas del Pacífico”, donde cocineros y cocineras de Marruecos, España, México, Palestina, Venezuela, Corea del Sur, Japón, Perú, Congo, Chile y Ecuador mostramos al mundo parte de nuestras costumbres técnicas culinarias y los mejores sabores.
Adolfo Torres y Loreto Cisternas, con apoyo de gobiernos locales y mucha autogestión, son quienes durante ya nueve años han puesto sobre sus hombros la misión del rescate de los sabores patrimoniales, la comprensión cultural y el rol social de las cocinas y el impacto en el arte, la militancia política, económica e incluso nutricional.
Este festival se desarrolla en Bahía Inglesa, región de Atacama, donde el paisaje lunar es extraño y fascinante porque de pronto se expresan naturaleza y alimentos del mar nuevos para mi, pero al mismo tiempo increíblemente ricos. La mejor gastronomía de Chile es aquella que no se conoce, está escondida, la ocultaron muchas décadas, dormida pero no muerta, viva gracias a los 8000 kilómetros de costa y de mar que alimentan a este país.
Como muestra de esto está la gran cantidad de moluscos y conchas con alimento salino, fresco y vital que se cocinan en sopas, se comen frescas con papas fritas pero que también rellenan empanadas fritas u horneadas.
Las empanadas y el fútbol nos identifican a los sudamericanos, la herencia culinaria árabe y española que llegaron hace mas de 500 años, se volvió pizza, pan, shawarma, gyros y acá se convirtió en empanadas de todo tipo de rellenos y masas.
Obviamente las empanadas chilenas tienen trascendencia y mucha difusión comercial, nada nuevo hablar de las empanadas de carne de res, lo nuevo es que usted sepa que el relleno viene del vocablo “pinu” en lengua mapuche, que hoy se dice pino. Lo novedoso también es que usted sepa que las empanadas rellenas de mariscos y queso son exquisitas, con una ligera salsa blanca como productos de la cocción de los mariscos, cebollas y vino blanco.
Tengo mucho que contar y este espacio es ideal para relatar sobre la cocina chilena y de los cocineros del mundo que estamos aquí.
Como siempre, quienes representamos al Ecuador fuera del país no contamos con apoyo de instituciones privadas ni públicas aunque llevemos productos, hablemos de turismo y de cocina nacional.
En las próximas entregas haremos un relato detallado de sabores del mundo y qué estoy cocinando en Bahía Inglesa, Chile.
