Guillermo Lasso llega a la presidencia de Ecuador con una nueva política comunicacional que se la va conociendo poco a poco en estos primeros días de su administración.
Una de las primeras decisiones fue dejar de lado las famosas cadenas nacionales, recurso tan empleado y abusado por los últimos gobiernos, que tenía como objetivo mantener informada a la ciudadanía sobre el trabajo que se cumplía, pero que poco a poco se transformaron en espacios propagandísticos de los gobiernos de turno, en ciertos momentos hasta sirvieron como espacio de culto a ciertas figuras políticas, lo que terminó saturando a la audiencia que las rechazaba.
Durante la administración de Correa, las cadenas nacionales buscaban mantener al tanto a la ciudadanía sobre la gestión que se cumplía desde el régimen, información que difícilmente se conocería a través de los medios de comunicación convencionales, pero esos espacios informativos fueron cada vez más invasivos y extendidos.
Si bien su uso y difusión como espacios informativos estaban contemplados en la Ley de Comunicación de 2013, progresivamente mutaron en espacios para el ataque y confrontación, lo que terminó disgustando a un buen segmento de los ecuatorianos. Los llamados “Enlaces ciudadanos” terminaron provocando cuestionamientos y críticas.
Esa política comunicacional fue permanente durante el mandato de Correa, lo que trajo un fortalecimiento de la imagen del exmandatario y su gobierno.
Durante la presidencia de Lenín Moreno, sobre todo con Andrés Michelena en la Secretaría de Comunicación, la política comunicacional no encontró ningún norte, pese a utilizar la maquinaria propagandística estatal para construir una buena imagen del exmandatario, esta carecía de legitimidad y aceptación. Tumbo tras tumbo, error tras error, correcciones, desmentidos, comunicados inverosímiles y más, fueron la constante.
Se pretendía, además, proyectar una gestión de obras, trabajo y administración que en realidad no existieron. Eso sí, lo que quedó claro de esa política comunicacional fue el continuo espaldarazo a los medios privados desde el Gobierno Central, con pauta y reconocimientos a sus periodistas en distintos foros, como un mecanismo para tener a la prensa de su lado y proteger la imagen de un gobierno que poco hizo por la ciudadanía y que adoptó medidas que generaron complicaciones a nivel social.
Ahora con Lasso en el poder, las cadenas informativas se utilizarán para lo estrictamente necesario, lo ha mencionado la Secretaría General de Comunicación de la Presidencia y, adicionalmente, se ha decidido que el trabajo de la actual administración se podrá conocer, sobre todo, a través de las redes sociales: Facebook, twitter, Instagram y Tik-Tok; una estrategia que busca cambiar la forma de comunicar desde el poder y que intenta acercarse aún más a la población joven.
A esta decisión, le acompaña el anuncio del secretario de Comunicación, Eduardo Bonilla, de vender los medios privados incautados “para evitar que sean instrumentos de comunicación de una sola verdad”, además, la elaboración de una Ley de Medios Públicos para que sean medios estatales administrados por los ciudadanos y una propuesta de Ley de Libertad de Expresión y Comunicación que fue presentada días atrás a la Asamblea Nacional para su debido debate y análisis, acciones que se espera se cumplan en el menor tiempo posible y que puedan garantizar los derechos de la sociedad ecuatoriana en el ámbito de la comunicación.
Dentro del nuevo momento político-comunicacional está la designación de los directores de comunicación de las entidades públicas para este nuevo gobierno, ojalá que asuman este reto con una visión nueva: la de servir, que no solo respondan a cuotas o acomodos, como se podría interpretar en algunos casos, puntuales, eso sí; sino que atiendan más que las demandas de los medios, a la necesidad de tener una ciudadanía informada con la verdad, oportunidad y veracidad que este nuevo gobierno propugna en un país libre y de reconciliación.
En fin, esperemos que este inicial rumbo político marque un momento distinto para la comunicación, que sea un espacio real de encuentro y donde logre brillar la verdad y los derechos que tenemos todos en el ámbito de la información y comunicación. (O)
El presidente Lasso no debería descuidar la comunicación estatal a través de los medios tradicionales, obviamente, sin caer en la exageración de su gestión. Recordemos que las redes sociales no llegan a todo la sociedad ecuatoriana, lo que a futuro podría jugarle en contra.