
José «Pepe» Mujica, el expresidente de Uruguay que pasó de guerrillero a símbolo mundial, falleció a los 89 años tras una batalla contra el cáncer. Su muerte fue anunciada por el presidente uruguayo, Yamandú Orsi. Mujica, quien luchó contra el sistema político y estuvo preso 14 años, se adaptó a las reglas de la democracia hasta convertirse en una de sus figuras más populares.
Desde hacía tiempo, Mujica decía que formaba parte de una generación que se estaba yendo. En abril de 2024, reveló en una conferencia de prensa que padecía cáncer de esófago.
Tras 32 sesiones de radioterapia, y una recuperación con varias internaciones debido a problemas para alimentarse, en enero de 2025, Mujica anunció que el cáncer había hecho metástasis. «Hasta acá llegué», declaró, pidiendo tranquilidad en la etapa final de su vida.
Sin embargo, Mujica continuó siendo parte de la vida política de Uruguay, recibiendo en su chacra a presidentes, exmandatarios, periodistas y artistas, y participando en actos militantes. En una entrevista, describió su vida como «un poco una novela», restando importancia a su presidencia.
Su historia es la de un exguerrillero que se integró a la política formal y alcanzó la máxima posición a la que puede aspirar un dirigente. Su forma de vida y filosofía lo convirtieron en un personaje atractivo a nivel mundial.
El presidente más pobre del mundo
Mujica falleció en su chacra de Rincón del Cerro, a las afueras de Montevideo. Su esposa, Lucía Topolansky, con quien estuvo más de 40 años, estuvo a su lado hasta el final. Su último deseo fue ser enterrado en su chacra, junto a su perra de tres patas, Manuela.
Entre 2011 y 2012, la prensa internacional bautizó a Mujica como «el presidente más pobre del mundo». Aunque él rechazó el título, su estilo de vida se caracterizó por la austeridad. Donaba la mayor parte de su sueldo, afirmando que con el de su esposa le alcanzaba para vivir y ahorrar. Leía con pasión, regalaba sus libros, vestía con sencillez y utilizaba un celular básico.
Mujica desconfiaba del consumo y defendía la sobriedad, la amistad y el cuidado del planeta. Su casa en Rincón del Cerro era modesta, pero rodeada de naturaleza, reflejando su filosofía de «vivir liviano de equipaje».
La noticia también generó reacciones de líderes y presidentes de diferentes países como Colombia y Bolivia.
Un líder de izquierda que marcó la historia de Uruguay

José Mujica cofundó el Movimiento de Liberación Nacional-Tupamaros en los años 60, influenciado por la revolución cubana y el marxismo. En 1970, sobrevivió a un atentado en el que recibió seis balazos. Fue encarcelado en varias ocasiones y pasó 14 años en prisión, incluyendo la dictadura militar uruguaya (1973-1985), donde sufrió torturas y aislamiento.
Tras su liberación en 1985, Mujica abrazó la democracia y comenzó una carrera política que lo llevó a ser diputado, senador y ministro. En 2009, fue electo presidente de Uruguay, cargo que ocupó entre 2010 y 2015.
Su presidencia se caracterizó por reformas sociales que ampliaron las libertades individuales, como la legalización del aborto, el matrimonio igualitario y la regulación del cannabis.
Mujica también destacó por su defensa de los derechos humanos, acogiendo a refugiados sirios y expresos de Guantánamo. Sus discursos en foros internacionales promovieron el desarrollo humano, la libertad y el cuidado del medio ambiente. Aunque generó controversias en su país, Mujica fue elogiado a nivel mundial y postulado al Premio Nobel de la Paz en 2014.
En sus últimos años, Mujica reflexionó sobre la vida y la muerte, dejando un mensaje de aceptación y valentía. Su legado perdura en Uruguay y en el mundo, como un ejemplo de coherencia, austeridad y compromiso social.
Fuente: Agencias