Guillermo Lasso ganó y se marca un nuevo capítulo en la vida política de Ecuador, su triunfo se ratificó con la proclamación de los resultados oficiales por parte de la autoridad electoral y previamente con el reconocimiento del candidato contendor, Andrés Arauz, que, en una muestra de respeto al sistema democrático, sorprendió a más de uno con su aceptación de los resultados y la felicitación y éxitos al próximo mandatario.
El balotaje presidencial que se vivió en Ecuador el pasado 11 de abril fue a todas luces distinto a procesos anteriores, donde las peleas e inconformidades por los resultados, mezclado con denuncias de supuesto fraude, entorpecían y empañaban los comicios. Al menos en esta última vez, fue distinto, y eso le hace bien al país, a la sociedad ecuatoriana, cansada de tanto conflicto y disputa en la esfera política.
Los últimos comicios dejan lecciones que debemos aprender, entre ellas, la importancia del respeto y la tolerancia que debemos tener todos en un país que se considera democrático; lo básico que resulta el generar una buena convivencia con la predisposición de todos los actores sociales y sobre todo de la clase política y dirigencial, pero adicionalmente estos comicios dejan otras enseñanzas, que deben ser entendidas y asumidas especialmente por el entorno y los simpatizantes del ex candidato Arauz.
Una de esas lecciones es la urgencia de impulsar nuevos perfiles y cuadros que puedan identificarse con sus simpatizantes, la presencia de personas que ya pasaron por la función pública y que ahora esperaban retornar al poder, generó rechazo en un sector importante de la población.
Esto ocurrió también con algunos colaboradores de la campaña, ex mandos medios del gobierno de Rafael Correa, que ahora en el periodo electoral, mantenían una actitud de arrogancia y prepotencia, intentando ejercer un falso poder que no lo han tenido, hubo muchas personas que se sintieron triunfadores, e incluso parte del nuevo gobierno, a tal punto que se escuchaba cómo rumores que ya varios cargos como direcciones, gerencias y coordinaciones estaban repartidas, incluso antes de que se cumpliera el balotaje.
A muchas personas les faltó humildad y sencillez, por eso los resultados del 11 de abril les cayó como un balde de agua fría, que ojalá les sirva para una auto reflexión y corrección de errores.
Es importante entender que el país está cansado de las actitudes prepotentes y arrogantes, estamos hartos de aquellos ex funcionarios que ahora se sentían ganadores y empezaban a tratar al resto como sus súbditos, con desprecio y arrogancia, ojalá estos resultados electorales los haga aterrizar en la realidad, ojalá entiendan que es momento de la reconciliación y de dejar de lado la venganza, los resentimientos y los odios.
Para el nuevo gobierno es importante también que entienda y se sintonice con las demandas ciudadanas y que, como se ha dicho, no continúe en ese sendero de la persecución y el revanchismo que tanto daño ha hecho.
Ahora, con el pasar de los días y con mayor calma y mesura, es importante reconocer los errores y permitir que Ecuador escriba otro capítulo en su historia.
El próximo 24 de mayo asumirá el poder el presidente electo, a quien le espera un trabajo complejo y titánico, porque este país está quebrado, dividido y duramente golpeado, no solo por la pandemia del COVID19 sino y sobre todo por las decisiones y acciones que impulsó el gobierno que se va, al cual se lo recordará por su accionar basado en el odio, la revancha y la persecución. Hemos sido testigos que ese no es el camino para nuestro país, esperamos que no se comentan los mismo errores.
Son tiempos difíciles pero aspiramos que con este nuevo momento, lleguen también oportunidades, aún tenemos muchas lecciones por aprender. (O)