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Los madrileños compran 9 libros al año. ¿Y los ecuatorianos?

Pablo Salgado periodista y es escritor

Esta semana terminé de leer un precioso libro “El olvido que seremos”, del escritor colombiano Héctor Abad Faciolince. Es un libro que conmueve y apasiona. El relato de la relación con su padre, Héctor Abad Gómez, profesor y presidente del Comité de Derechos Humanos, asesinado en 1987. No solo es la historia de su padre, es la historia de Colombia; plagada de violencia y muerte, pero también de vida y poesía. Es la historia de los fracasos por lograr la paz, y de la lucha permanente por conseguirla; “a última hora las guerras las ganan siempre los hombres de paz, nunca los jaleadores de la guerra.”

Cuando Abad Faciolince nos cuenta -sin temores, sin paños fríos y con una, sin duda, gran valentía- la muerte de su hermana y luego el asesinato de su padre en manos de sicarios, es cuando sus palabras nos llegan tan adentro que, efectivamente, nos pueden cambiar la vida. “A veces Dios nos hiere en lo que más amamos, para recordarnos lo que le debemos.” Episodios hondos, íntimos y, profundamente, dolorosos. Palabras convertidas en imágenes que se revelan ante nuestros ojos como un íntimo largometraje de ficción. -¿No es posible que una persona real siga viva si la convertimos en palabras?, se pregunta el autor. -Si, es posible, podríamos contestar los lectores.

Libro además que fue llevado al cine con una gran producción de Caracol Televisión. Fue estrenada en el Festival de Cannes, está dirigida por Fernando Trueba, quien ganó un Oscar por la película La Belle Epoque, y protagonizada por el actor español Javier Cámara, y con guión de David Trueba.

Casualmente, le comenté a un querido poeta colombiano sobre este libro “El olvido que seremos” y su éxito editorial, pues ha sido traducido a 15 idiomas, y desde su primera edición, en 2006, ha vendido miles de ejemplares y con la película se han disparado las ventas. Este amigo poeta me respondió con una pregunta: ¿por qué no sucede lo mismo en Ecuador?. Y apenas pude responderle con un silencio prolongado.

Me quedé pensando en una posible respuesta; corta y contundente. Pero no, es inútil. En lo que va del siglo (y en el siglo anterior tampoco) no tenemos un caso similar, pues, actualmente, los libros de nuestros autores apenas si agotan ediciones de 300 ejemplares. Y eso con un gran esfuerzo de las editoriales independientes. Y, como sabemos, las grandes editoriales internacionales hace rato se fueron del Ecuador.

Hoy tenemos quizá los libros de Mónica Ojeda, publicados en España -Editorial Candaya-  que han logrado cierta repercusión en otros países. Pero un libro que agote ediciones y se traduzca a tantos idiomas, y del que se produzca una película, no. Nuestra literatura sigue siendo eminentemente local. Y nuestras editoriales y autores siguen huérfanos, aunque el IFCI, al menos, convocó a dos fondos concursables para la edición de libros.  

En estos días también acaba de publicarse en España los indicadores de los hábitos de lectura y compras de libros en la comunidad de Madrid del 2020. Datos sin duda interesantes. Por ejemplo, el 70.6 % de la población madrileña compró libros. Es decir, cada madrileño adquirió 8.8% libros durante el año.  Y el 59% compró libros de ficción. El 60% los compró en cadenas de librerías y en librerías, y el 38%  los adquirió a través del internet.  El 12% compró libros en formato electrónico. Y finalmente, en 2019 -antes de la pandemia- se publicaron  27.500 libros (el 30% de la producción española) a través de 846 editoriales que existen en la comunidad de Madrid.  El 35% de la población madrileña lee libros digitales; el 39 % lee solo libros impresos y el 25% lee en los dos soportes.

En el caso de Ecuador no tenemos indicadores de hábitos de lectura, lo que genera que circulen cifras falsas y no comprobadas. Después de 4 años de gobierno y de 4 años de existencia del Plan nacional del libro y la lectura, no solo que no tenemos indicadores sino que tampoco tenemos un Plan. Para este año, se supone, se realizará una encuesta de lectura a través del INEN. Entidad que en los últimos meses no ha publicado ningún indicador, ni económico, ni social, y peor cultural, por lo que ha sido seriamente cuestionada. Pero no solo que el INEC no publica, como es su obligación, sino que cuando lo hace son cifras o datos maquillados y manipulados. Por ello, por esta escasa credibilidad, esta encuesta de lectura la debería realizar el nuevo gobierno, luego de reestructurar la entidad devolviéndole su carácter estrictamente técnico.

Eso si, es lamentable que el Plan de lectura  no tenga ni personal ni presupuesto, lo que revela también la nula importancia que el Ministerio de Cultura y el Gobierno nacional ha otorgado al libro y la lectura. El Plan no tiene ya ninguna capacidad de ejecución, al punto que lo poco que realiza, diálogos virtuales en los tambos de lectura, lo hace a través de la Organización de Estados Iberoamericanos, OEI.

Como sabemos, en la primera vuelta electoral los temas de cultura no estuvieron presentes en los discursos y planteamientos de los candidatos. De ahí que exigimos que en la campaña de la segunda vuelta sí esté presente la cultura y los patrimonios y, particularmente, la necesidad imperiosa de desarrollar un verdadero Plan Nacional de Fomento del Libro y la Lectura. (O)

1 COMENTARIO

  1. Como siempre Pablito excelente artículo, la falencia de nuestro Sistema educativo es la falta de lectura. Una pregunta dónde encuentro la película del libro «El olvido que seremos». Felicitaciones por los aportes culturales desde hace rato.
    Angel Santana

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