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La Virgen de Quito no quiere girar

Pablo Salgado periodista y es escritor

Por Pablo Salgado J.*escritor y periodista

Escuchar al candidato Guillermo Lasso ofrecer a la ciudad de Quito una tecnología para hacer girar a la Virgen de Legarda en el Panecillo, es una vergüenza. Una propuesta evidentemente populista y demagógica que los habitantes de Quito no la merecemos. La respuesta ha sido una infinidad de memes, burlándose de semejante tomadura de pelo electoral.  Pero también es una vergüenza que el Alcalde de la ciudad lo permita.

Quito no necesita una Virgen que gire, com si fuera rueda moscovita. No. Lo que Quito necesita son respuestas urgentes y eficaces para mitigar su continuo y permanente deterioro. Recordemos que Quito es la ciudad con los índices de mayor crecimiento del desempleo, de la pobreza y de la pobreza extrema en el país. Y a esa realidad, cada vez mas difícil y conflictiva, el Alcalde, las autoridades y los ciudadanos debemos dar respuestas. Todos sabemos que la pobreza y el desempleo generan delincuencia e inseguridad, y la única forma de combatirla es con políticas públicas que permitan generar empleo y disminuir la pobreza y la inequidad. La pobreza extrema no se combate con la represión policial o adquiriendo miles de armas. No. Las armas generan más violencia. Y la violencia convierte a una ciudad en un espacio invivible.

Lamentablemente, luego de dos años de gestión municipal, la ciudad no tiene políticas públicas, planificación y, lo que es peor, voluntad política para iniciar procesos eficientes que recuperen para Quito su condición patrimonial; es decir, una ciudad de paz, de bien vivir, saludable; acogedora con los migrantes y amable con los turistas. Hoy Quito es una ciudad violenta, agresiva y que genera miedo y temor. Hoy Quito es una ciudad sin rumbo, a la deriva.

El alcalde Jorge Yunda ofreció, al posesionarse, un Estatuto autonómico que permita cambiar su estructura administrativa para modernizarla y actualizarla de acuerdo a las nuevas necesidades y demandas, pues Quito es ya la ciudad más poblada del país, con más de 3 millones de habitantes. Este Estatuto autonómico posibilitaría además de modificar, completamente, su estructura administrativa, iniciar un proceso serio de planificación urbana, regeneración y recuperación de espacios públicos deprimidos, dinamizar su economía y sus servicios, encontrar soluciones para sus problemas mas acuciantes (movilidad, inseguridad, etc.) y crear condiciones para que sus habitantes puedan vivir mejor.

Yunda nombró como asesor a Fernando Carrión, experto en planificación urbana, quien se comprometió a entregar a la ciudad una propuesta de Estatuto autonómico.  Para esto, se contrató consultorías, por 300 mil dólares, se desarrollaron procesos de consultas, de talleres y seminarios y hasta se convocaron concursos. Pero ante las denuncias públicas de corrupción, Carrión prefirió renunciar. Y nunca más se volvió a hablar del tema, lo cual es inaudito para la capital de un país. 

Las carencias de liderazgo en la ciudad y la ausencia de polítia pública son tan evidentes que a solo dos meses de que el Metro sea entregado a la municipalidad, aún no tenemos operadora. Es de ripley. El Municipio ha tenido dos años para hacerlo, y aún no sabemos n siquiera el modelo de gestión para la operación de la más importante obra que se ha construido en la ciudad. Patético.

Quito, como vemos, no necesita que la Virgen alada, gire. No. Necesitamos que se resuelvan sus problemas mas urgentes. Tampoco necesitamos que, por ejemplo, se priorice el cambiarse de oficinas y salir del Centro histórico, como lo anunció el Alcalde. No. Ya se ha reflexionado sobre este tema, y mas bien puede ser una de las estocadas finales para matar  definitivamente al Centro histórico. No necesitamos que se gasten recursos, que la municipalidad no tiene, en un cambio de oficinas. Las protestas populares, en general, no son contra la municipalidad sino contra el gobierno central. Y si nuestras autoridades no cumplen con sus promesas y son malos gobernantes, tenemos todo el derecho a reclamar y protestar. Pero además, los mayores atentados que se han cometido contra el patrimonio del Centro histórico no se han dado con las protestas populares, han venido del propio municipio que ha derrocado, de la forma más ruin, importantes inmuebles patrimoniales, comenzando con la hermosa edificación patrimonial del municipio en plena Plaza Grande, por solo citar un ejemplo.  

Quito necesita un plan de reactivación económica, que incluya al sector cultural, patrimonial y turistico. Es doloroso caminar por los barrios como La Ronda o La Mariscal, y mirar que una enorme cantidad de lugares -bares, almaneces de artesanías, pequeños negocios culturales- han cerrado y no tienen posibilidades de reabrirse. La respuesta de la Secretaría de Cultura es la misma: eventos musicales contratados a dedo a través de productoras.  O un mal llamado “corredor cultural” con “artistas populares” que “acolitan” y que con parlantes al piso entonan canciones y pasan el sombrero. Además, rodeados de manteles con artesanías de mala calidad, que compiten con los artesanos formales que, agobiados por el costo del arriendo, los impuestos y la ausencia de turistas, luchan por no quebrar y cerrar.

Y como si fuera poco, para otra vergüenza de la ciudad, Sebastián Sacoto, funcionario de la Secretaría de Cultura, prolifera una andanada de insultos contra las propias instituciones culturales municipales y los artistas. En buena hora fue separado del cargo y en su lugar se incorporará Juan Martín Cueva, quien tiene experiencia en el campo cultural -cineasta, ex viceministro de cultura, docente universitario- y le corresponderá -como nuevo Director de Creatividad, Memoria y atrimonio- intentar cambiar el rumbo de la gestión cultural de la ciudad, reabrir el diálogo con los artistas y gestores, y ojalá generar líneas de política pública para la cultura. Quito, la primera ciudad patrimonio de la humanidad, no puede seguir bajo el precario esquema de eventos, shows musicales y lucecitas de colores.

Finalmente, y a propósito de El Panecillo (Chingolahua), hay que recordar que la primera propuesta no fue la Virgen sino una estatua de Atahualpa; pero se dilató la decisión -por presión de las blancas élites quiteñas- hasta que la Conferencia episcopal consiguió que el Congreso Nacional emitiera un decreto, y un aporte de 10 mil sucres, para la construcción, en España, de una réplica monumental, en aluminio, de la Virgen de  Legarda para colocarla en la cima de El Panecillo. Se la instaló en 1975. Y su posición es mirando al Centro histórico;  esa fue la intención. No está dando las espaldas al sur, ni el frente al norte. No. Está, simplemente, mirando a nuestro Centro histórico. Y, por tanto, no necesita girar.

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