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Julio, mes de las anheladas graduaciones

Por Pamela Cardona *Periodista, comunicadora y colaboradora de Periodismo Público.

Graduación, sueños culminados y reconocimiento se viven en los hogares ecuatorianos por este mes cada año. Cientos de estudiantes culminan una etapa de sus estudios y de su vida. La felicidad al recibir su esperado diploma es la misma a cualquier edad, representa la perseverancia del estudiante.

El ciclo del estudiante inicia en la escuela, seguido por el colegio y la meta más grande es culminar con los estudios universitarios. Miles de estudiantes inician sus primeros pasos con aquel propósito, pero, son muchas las causas que en el camino terminan sacando a un estudiante de la vida académica; algunos la retoman años después, otros no tienen la oportunidad de terminar sus estudios.

Sin embargo, aquellos estudiantes que no concluyeron el bachillerato, por las razones que sean, ahora pueden terminar esa etapa con el programa del bachillerato acelerado impulsado por el Ministerio de Educación; con la modalidad de estudio intensivo podrán terminar en poco tiempo sus estudios.

Polibio Ramos tiene 52 años, esposo y padre de cinco hijos, la semana pasada se gradúo del en el colegio Casa de la Cultura Ecuatoriana de la ciudad de Quito. Él, como muchos culminaron sus estudios gracias al bachillerato acelerado. “Han pasado dos años desde que inició este sueño que colmaba mis días de esperanza, de compromiso y de responsabilidad con mi familia, pero sobre todo conmigo mismo”, dijo el estudiante.

La felicidad y la cosecha vino por partida doble, Polibio Ramos fue el abanderado de su colegio, el mejor egresado de su promoción y el motivo de mucho orgullo de su familia. “Me siento feliz, para nosotros es un ejemplo de perseverancia, de que la educación no tiene límites, mientras queramos superarnos lo podemos logar. Los títulos de nada nos sirven si no ponemos la educación y lo aprendido al servicio de la sociedad y eso es lo que mi papi nos ha inculcado, servir a los demás”, comenta Paola Ramos, hija de Polibio.

Sin duda, el empeño y el amor con que se hacen las cosas, permiten a las personas transitar en la vida día a día y como dice la célebre frase “Caminante no hay camino, se hace camino al andar”, qué razón tenía su autor. Largas son las caminatas y Polibio ya caminó varias décadas; sin embargo, la fuerza y la juventud se mantienen en él, y lo condujeron hasta este momento y reafirmó la idea de que la edad no es excusa para cumplir los sueños si tienen claro el horizonte.

“La vida y sus indescifrables designios quiso que primero me gradúe de esposo y de padre, estoy seguro que lo he hecho a la altura de las circunstancias y espero que así lo sienta mi familia. Culminé una etapa más en mi vida, y es mi deseo continuar mis estudios en la universidad y ser un abogado”, expresó.

Al ser el mejor egresado de su promoción, Polibio tuvo el honor de dar el discurso de despedida; agradeció a su familia por el apoyo recibido durante esta etapa, a sus maestros, quienes no dejaron que los estudiantes se rindieran en el camino y buscaron las maneras más empáticas para acompañarlos en el proceso académico.

A su vez, invitó al gobierno a que invierta y apoye más a la educación, principalmente en la región amazónica, lugar donde vive y trabaja, y donde poco se incentiva a las personas para que retomen sus estudios.

“Es importante difundir en las provincias el sistema del bachillerato intensivo ya que aprender nos enriquece, y que, además de las materias formales, se debería dar agronomía a los estudiantes, apostarle a la agricultura es de vital importancia para nuestra actual economía. El apoyo a la educación y a los maestros debe ser total pues el conocimiento es la mejor arma para sacar a un país adelante”, asegura Don Polibio.

“Mi hermano decidió estudiar, se propuso una meta y hoy la cumplió, él entendió que El saber es poder, lo veo feliz, tiene un cambio positivo que se refleja en todo lo que hace, y es un ejemplo para todos los hermanos, hoy damos testimonio de que la educación libera y transforma a las personas”, dijo Lucía Ramos, docente y hermana de Polibio.

Él recibió la medalla al mejor egresado por parte de una docente de la institución y pudo celebrar este momento junto a su esposa y una de sus hijas. Sin duda, la edad no es un límite para soñar y construir día a día las oportunidades para hacer realidad uno y todos los sueños.

El gobierno ecuatoriano tiene la obligación de recordar y de poner en práctica a Nelson Mandela y su lucha porque la educación sea para todos: “La educación es el arma más poderosa que puedes usar para cambiar el mundo”, las mejores armas son los libros y la mejor esencia es el amor de los maestros. Por tanto, sí es posible construir un mejor mundo para uno mismo y para quienes nos rodean.

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