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La cultura y los patrimonios en la campaña electoral (II)

Pablo Salgado periodista y es escritor
Pablo Salgado periodista y es escritor

Por Pablo Salgado J.*periodista y escritor

Ya concluye la campaña electoral, y los candidatos a la presidencia de la República apenas si se han pronunciado sobre cuál será su plan de gobierno para la cultura y los patrimonios. Incluso en el debate obligatorio organizado por el Consejo Nacional Electoral, el llamado Comité de debates apenas si incluyó una, solo una, pregunta dedicada a la cultura, y para mal de los ecuatorianos le correspondió al pastor Gerson Almeida, quien dijo que la lectura es “un don de Dios.” ¡Plop!.

En el mismo debate, el candidato Juan Fernando Velasco acusó al candidato Andrés Aráuz, de irregularidades y sobreprecio en un contrato para el Festival de artes vivas de Loja. Un contrato que se ejecutó en el actual gobierno. La respuesta del candidato Aráuz fue negar cualquier irregularidad a través de un documento de Contraloría y contratacó afirmando que Velasco adjudicó el contrato del Festival a una ferretería. Es decir, el único punto de debate en el cual se abordó un tema de cultura, fue la discusión de corrupción en un evento cultural. Triste, muy triste. 

Quizá este hecho sea mas revelador de lo que en principio pueda parecer. Que a los candidatos, a los integrantes del Comité, a los medios de comunicación y a los propios ciudadanos no les interese la cultura, nos revela el país que tenemos y lo que somos.

Y nos revela un país cercado por la corrupción, la ineficiencia y el oportunismo. Nos revela un país con funcionarios públicos dedicados a beneficiar a familiares y amigos cercanos, que desprecian el bien común y sus responsabilidades con los demás; y que  gozan de la mas indignante impunidad.

El desmantelamiento de los servicios culturales, de la institucionalidad, y el recorte, en un 90% -noventa- de los presupuestos de la Casa de la Cultura y otras instituciones, incluidos los gobiernos locales, revela también la nula importancia que el gobierno nacional ha dado en estos años a la cultura y los patrimonios.  De aquí que incluso resulta inútil preguntarse, ¿a quién le importa el desmantelamiento del Museo Nacional? Es por ello que tampoco a nadie le importa que, durante ya  varios años, el Ecuador no tenga una digna Biblioteca Nacional. O que de la manera más ruin, los ministros de cultura incumplan la Ley orgánica de cultura. O, lo que es peor, que a la sociedad poco le importe la precariedad de los artistas y gestores culturales.

De los tres candidatos con probabilidades de ganar las elecciones, o pasar a una segunda vuelta electoral, solo el candidato Aráuz ha realizado actos públicos y abiertos en los que se ha abordado el tema de la cultura y los patrimonios. Aráuz se reunió con los artistas en Portoviejo, Cuenca, y Loja, y abrió en redes sociales el WikiPlan, en donde se incorporaron varias iniciativas desde la ciudadanía.  El candidato Lasso, en cambio, se reunió a puerta cerrada con la Asociación de artistas profesionales (músicos) con quienes incluso firmó un compromiso. De su parte el candidato Yaku Pérez, realizó una reunión con algunos artistas en Quito, aunque en su intervención no esbozó ningún plan de gestión para la cultura.

Desde los colectivos culturales han surgido algunas propuestas, aunque mas bien resultan un compendio de quejas y una lista de pedidos, pues nunca como ahora, el sector cultural ha sufrido una gran depresión y pérdidas que no han podido ser compensadas. Además han debido intentar luchar contra la precariedad solos, casi huérfanos, pues existe una total  ausencia del Estado que ha sido incapaz de implementar un plan de reactivación para la cultura. El Ministerio del ramo, a través del IFCI, ha presentado una feria de fondos concursables, poco técnicos y que responden, mas bien, a sus necesidades clientelares en plena campaña electoral. 

Los colectivos culturales han expresado su malestar en foros y reuniones en redes sociales. Uno de ellos, la Asamblea de colectivos culturales manifestó a través de un comunicado público su profundo malesta con la gestión de la Secretaría de cultura del Municipio de Quito: “… en casi dos años, a pesar de los intentos de construcción de espacios de diálogo, las respuestas de esta entidad, cuyo fin supone responder a la construcción de institucionalidad y al cumplimiento de los derechos culturales -ligados ineludiblemente a los derechos sociales, políticos y económicos- ha sido prácticamente nula, incluso en momentos de la más grave crisis desatada por la pandemia del  Covid-19.  A día de hoy, la única respuesta a una voz unánime que clama por políticas culturales de ciudad ha sido el desmantelamiento de las instituciones culturales municipales, despidos, reducción de salarios de funcionarios y funcionarias, la precarización de trabajadoras y trabajadores y la  instauración de políticas del miedo y de las violencias en la gestión pública.”

De su parte, la Plataforma UNES ARTE, CULTURA Y PATRIMONIO, que acoge a colectivos, artistas y gestores vinculados a sectores progresistas, han realizado una serie de propuestas, concretas y definidas, para un plan de gobierno urgente y que han sido entregadas al candidato Andrés Aráuz, así como a varios candidatos a asambleístas.

Varias de estas propuestas, según Pavel Egüez, miembro de la Plataforma, han sido discutidas con el equipo económico del candidato Aráuz, de tal manera que, en caso de ganar las elecciones, estarán debidamente financiadas y articuladas al plan de gobierno.  Estas propuestas han sido recogidas en un Comuninado público, y que lo podemos resumir en los siguientes puntos: 

  1. Incluir a los trabajadores de la cultura en el programa Mil dólares a un millón de familias; este beneficio debe llegar al menos a 10 mil familias vinculadas al sector cultural y patrimonial en condiciones de vulnerabilidad.
  2. Implementar el mecanismo de co-pago para la generación de empleo en actividades culturales. El 50% del pago a cada nuevo empleo adecuado de una pequeña empresa cultural lo asumirá el Estado. De esta forma se evitará que continúen cerrando los espacios culturales y, por el contario, se incentivará la apertura de nuevos espacios.
  3. Seguro social universal para los trabajadores de la cultura y portadores de saberes con coberturas para salud, invalidez, vejez, y muerte.  
  4. Inclusión del sector cultural y comunitario en los créditos que, por Un mil millones de dólares, se destinarán a la pequeña y mediana empresa. Créditos, de hasta 50 mil dólares, para actividades culturales a través del sistema económico popular y solidario; con bajo interés, largos plazos y requisitos accesibles.
  5. Incentivos tributarios para la cultura que beneficien a pequeñas y medianas empresas, organizaciones y colectivos dedicados a actividades culturales y patrimoniales.
  6. Creación de al menos 4 mil empleos dignos y directos para el sector de la cultura a través de la Implementación de los programas y regímenes establecidos en la Ley Orgánica de Cultura: Régimen integral de formación en artes, RIEFAC: ejecución de un verdadero Plan nacional del libro y la lectura; implementación del Sistema nacional de bibliotecas, archivos, museos; implementación del Sistema nacional de orquestas infantiles, juveniles, populares, estudiantiles; implementación de las Redes nacionales, de espacios escénicos, de gestión cultural comunitaria, etc.
  7. Impulso a la economía cultural en parroquias, comunidades y barrios; soporte a servicios culturales y pequeñas y medianas iniciativas culturales, lo que generará 11.300 puestos de trabajo digno, a través de co-pago y acceso a créditos por hasta 25 mil dólares.  
  8. Facilitar la contratación pública de servicios y productos culturales a través de una reforma a la Ley de compras públicas que especifique y reconozca a los artistas y creadores.
  9. Recuperación del Tren patrimonial y del Sistema ferroviario nacional a través de un acuerdo público-comunitario que reactive las rutas del tren, incorpore a las comunidades y garanticen la preservación de los bienes patrimoniales.
  10. Impulso al turismo cultural y patrimonial, implementación de circuitos en las 39 ciudades patrimoniales; generación de actividades e iniciativas articuladas a la cultura viva comunitaria, operadores y promotores culturales y turísticos.
  11. Presupuestos dignos para las entidades de cultura y patrimonio; incremento del actual 0.2% al 2%; reestructuración total de los fondos concursables a través de la generación de líneas de política pública que respondan a las necesidades del sector.

Estas medidas urgentes y necesarias para reactivar al sector cultural y patrimonial, se añade en el comunicado, deben ser complementadas con el cumplimiento de los mandatos de la Constitución y la Ley Orgánica de Cultura que permitan constituir, al fin, el Sistema Nacional de Cultura; y la expedición de mecanismos, normas, reglamentos y/o reformas a las diferentes leyes conexas con el sector. 

Lo cierto es que en estas elecciones, mas allá de los candidatos, está en juego la continuidad de un modelo neoliberal, que ha generado niveles impresionantes de desempleo e informalidad, una profunda crisis económica, social y, por si fuera poco, ética y moral. Y, por otro lado,  un modelo que frene en seco  el desmantelamiento del Estado y recupere la eficiencia de los servicios públicos, la educación y salud universales, gratuitos y de calidad, y, en el caso de la cultura, que permita recuperar la institucionalidad, los presupuestos dignos y generar un plan de reactivación para el sector cultural y patrimonial.

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