viernes, julio 26, 2024
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Se bajaron las luminarias de Master Chef Ecuador

Pablo Cruz

Pablo Cruz Molina*

Tengo que reconocer que este reality show en su temporada 2020 me enganchó. Capaz será un sacrilegio para toda la horda de chefs nacionales “y” internacionales que tiene este país. Será que mi seguridad profesional me hizo relajar y ver a los mejores cocineros aficionados del país en acción sin pensar que me están serruchando el piso.

Creo que la segunda temporada, la que acaba te terminar hace  un mes más o menos, trajo menos críticas en el ámbito profesional que la primera temporada. Los productores del programa aprendieron del descontento de los chefs profesionales, por así decirlo, y se ocupó el término cocinero aficionado a partir de esta nueva versión 2020.

Personalmente pienso que la construcción de show fue muy propicia para entretener a la audiencia, porque a la final es eso, un show, y a la gente le gusta entretenerse tomando partida por algún concursante. Había el buena onda, el petulante, el que nada aporta pero es feliz, la relación amorosa, la relajada, el que mucho habla, la sabida, la tímida, el maduro de edad y más.

La dinámica de competencia muy variada y con muchos retos que a mi parecer calificaba más la creatividad y un resultado final más que procesos técnicos bien ejecutados como es el caso de las competencias internacionales culinarias para profesionales. Lo que si vale destacar que toda la competencia los concursantes fueron sometidos a una presión de tiempo sobre todo.

Hubo un ganador, entronizado por un jurado de buenos y exitosos profesionales, como es el caso de la Chef Carolina Sánchez, ecuatoriana copropietaria del Restaurante Ikaro en Logroño, siendo la primera ecuatoriana en obtener una estrella Michelin, que es un reconocimiento de la guía culinaria más importante del mundo.

Ahora la pregunta es: ¿Qué aspectos positivos nos deja Master Chef? Hay algunos puntos rescatables que se pueden leer detenidamente y analizarlos fuera del debate de si son o no son chefs profesionales.

Se provocó un gusto por cocinar y sobre todo por la creatividad en la cocina. Se pone al nivel de mortales la cocina de autor y sale de los dominios de los semidioses culinarios. En las redes sociales mucha gente expresa su gusto por esta nueva afición que han encontrado gracias al programa. Gente que se ha atrevido a ir un poco más allá, como si se tratará del reto de la caja del ingrediente misterioso.

La gastronomía ecuatoriana fue valorada tanto por la producción del programa, los jueces y los concursantes. Desde cocina creativa con producto nacional hasta preparaciones básicas como el reto de los patacones, que consistió en hacer la mayor cantidad de patacones perfectos.

El formato del concurso fue muy inclusivo, fuera de los conflictos propios de un reality, me pareció que muchos grupos humanos estuvieron representados en el show.

Hay un ganador que sin duda este momento está disfrutando de las miles de la fama: Un piloto de aviación que emprenderá en un negocio de comida. Si es inteligente y quiere tomar con seriedad este quehacer deberá prepararse en los muchos aspectos que tiene que ver con esta actividad profesional.

Como lo hemos hablado muchas veces aquí en este espacio, Chef es un título honorífico y de posición de organigrama jerárquico y no se estudia expresamente para obtenerlo. Ese es el nombre que se le da al Jefe de cocina de un establecimiento así como en una empresa se nombra al Gerente o Director en una escuela. 

La sabiduría gastronómica, la madurez, la experiencia, el respeto de la gente, el poder de gestión, creatividad e innovación, el liderazgo, la humildad y ética con los valores y habilidades que se toman en cuenta para llamar a una persona Chef de Cocina y encargarle esta responsabilidad.

Roberto Ayala, el ganador de esta edición de Master Chef Ecuador, sabrá a qué espacio quiere pertenecer. Lo que le puedo recomendar es que aproveche su fama, si su pasión es la cocina, la alimente de la forma que hacemos los profesionales, cocinando y sirviendo a los demás.  Que tenga siempre los pies en la tierra, los ojos bien abiertos y la mente con ganas de no terminar de aprender.

(*) Chef, emprendedor gastronómico, consultor y docente. Veinte y seis años en la actividad profesional y dieciséis en la academia universitaria en Quito con dos maestrías de especialidad: Recreación y Aprendizaje lúdico e Innovación en la gestión del patrimonio gastronómico. Amante de la cocina ecuatoriana, llevándole a presentar ponencias en prestigiosas universidades internacionales.

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