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2020, un año para no olvidar

Este 2020 es un año que muchos desearíamos olvidar, a los problemas que teníamos como país en lo político y económico, se sumó una pandemia mortal, que cobró la vida de miles de ecuatorianos y que agudizó la crisis en la que nos encontrábamos.

Es difícil negar lo duro que ha resultado este año que termina, cómo hacerlo cuando miles de personas perdieron la vida por el covid-19, millones quedaron en el desempleo, otros tantos se vieron afectados por los ajustes laborales en cuanto a sus horarios y sus salarios, cuando las deudas han resultado casi impagables, cuando hemos permanecido alejados de nuestros seres queridos. La situación no ha sido fácil y hemos tenido que adaptarnos poco a poco a esta “nueva realidad”, aunque aún no terminemos de asumirla.

Sin embargo, esta misma crisis que ha puesto a prueba a la humanidad entera, nos convoca a mirar más allá para reconocer y evidenciar otras cosas importantes que no las podíamos ver, posiblemente por ese ritmo tan vertiginosos y frenético al que estábamos acostumbrado por el trabajo, el estrés, la tecnología y la comodidad.

Ahora entiendo con mayor claridad aquel dicho que asegura que en los momentos de crisis surgen las mejores oportunidades. Este complejo momento ha permitido que exploremos y descubramos talentos escondidos, virtudes ocultas y dones que los mantuvimos aletargados. Muchos nos hemos reinventado, al menos apuntamos a ello, y vemos a este instante como el propicio para seguir adelante, con la confianza de que mejores días llegarán para todos.

Ese debe ser nuestro objetivo, estamos contando los días para que termine este 2020 que, si lo vemos bien, desde otra perspectiva, no fue malo, fue un año que nos puso a prueba como seres humanos, como familias y como sociedad para hacer lo que la humanidad ha hecho durante toda su historia, avanzar y crecer, fortalecerse y seguir conquistando y descubriendo nuevas cosas.

No será la primera vez que enfrentaremos momentos como este, con dificultades y tropiezos, siempre habrá algo que nos motive a esforzarnos, que nos impulse a luchar, finalmente, de eso se trata la vida: asumir retos y trazarse objetivos, seguir construyéndonos y prepararnos para ser cada vez mejores.

Estas festividades nos han permitido valorar lo realmente importante, lo que está más allá de lo material y superfluo, porque nada supera el amor de la familia. Unos tenemos la tranquilidad de que nuestros padres, hijos, amigos y seres queridos estén bien; otros han tenido que ver partir a los suyos con mucho dolor, pero seguramente de ese mismo dolor vendrá la fuerza para seguir adelante.

A no desmayar y no perder la fe, que el nuevo año siga siendo la oportunidad para vencer toda barrera y crecer para ser mejores seres humanos.  (O)

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